De entre todos los benefactores que apoyaron al artista Antoni Gaudí, destaca su vínculo con la familia Güell. Estos representantes de la burguesía catalana fueron los Medici de un arquitecto ávido por explorar nuevas formas y desafiar lo establecido. Le otorgaron completa libertad y, gracias a ello, hoy en día disfrutamos de magníficas obras de arte. Sin embargo, no fueron los únicos en encargar obras al artista.
Los encargos de los Güell, en cualquier caso, no estaban destinados a la sociedad, sino más bien a su propio disfrute. Un claro ejemplo fue el capricho del patriarca, Eusebi: construir una bodega frente al mar. Y ni siquiera en el Penedès, tierra de vinos.
¿Participó Gaudí en esta obra?
El noble quería aprovechar una finca llamada La Cuadra, ubicada en Garraf, un pequeño pueblo entre Castelldefels y Sitges. Sin vacilar, encargó el trabajo al arquitecto de Reus. Lo más sorprendente de todo es que se cuestiona su autoría.
Durante muchos años se ha dicho que Gaudí nunca participó en el proyecto. Se le atribuye a uno de sus alumnos más avanzados, Francesc Berenguer i Mestres y, como mucho, algunos señalan que lo único que hizo el maestro modernista fue supervisar.
Qué estilo tiene esta obra de Gaudí
Las opiniones pueden ser variadas y, en tiempos de posverdad, cada uno cree lo que más le conviene. En cualquier caso, los documentos despejan cualquier duda. El Arxiu Històric de Sitges posee el plano original de la obra, donde solo aparece una firma: la de Antoni Gaudí. Quien tenga dudas puede acudir a la sede del archivo para comprobarlo, ya que el plano está expuesto allí.
Pero, como es mejor no avivar la polémica en Cataluña, como toda buena teoría conspirativa, hay razones para la sospecha. La principal es que, aunque pueden verse las formas de Gaudí en toda su fachada y estructura, la Bodega Garraf no es de estilo modernista, sino neogótico.
¿Cómo es la bodega?
Los motivos por los que Gaudí optó por este estilo, en cambio, son completamente modernistas. La intención del artista era que la construcción se fusionara con la naturaleza, su inspiración y obsesión. Para ello, utilizó la piedra caliza del terreno para levantar la bodega.
La bodega presenta un diseño arquitectónico peculiar con una planta rectangular y un perfil frontal piramidal, destacando por sus cubiertas de gran verticalidad con pronunciadas pendientes de losas de piedra.
El edificio, de cinco plantas, incluye dos subterráneas para la cava, una baja para cochera y servicio, una primera para vivienda, y una superior con un porche-mirador hacia el mar y una capilla cubierta con bóveda catenaria.
Gaudí incorporó pasillos laterales en los pisos superiores, algunos de los cuales tienen formas militares, como un matacán sostenido por ménsulas. El remate incluye un campanario con cruz metálica y chimeneas orientales.
¿Por qué es una obra tan encantadora?
Pero más allá de lo técnico, lo que más destaca a simple vista son las escaleras en forma de puente que ofrecen un acceso directo a la finca y a la planta superior y el pasillo que la conecta a la casa, adoptando la forma de un castillo. Por último, mencionar el techo que se estrecha adoptando una curva sinuosa, tan del gusto del arquitecto. Todo esto es lo que ha quedado; la bodega Güell nunca funcionó. Las malas lenguas de la época afirmaban que el vino era de baja calidad y tuvo que cerrar.
Llegar hasta allí es fácil, el edificio se encuentra junto a la carretera del Garraf, la vía tradicional que conectaba Castelldefels con Sitges antes de la construcción de la C-32. También conocida como la carretera de la niña de la curva.