La historia deja una huella imborrable. Se ve en las ruinas y edificios de una ciudad, en sus tradiciones, en su idioma… y en sus dichos. Un ejemplo claro es lo que sucede en algunos países del este de Europa, donde la palabra catalán está asociada a crueldad, a seres horribles e insensibles que claman venganza. Y todo ello tiene una explicación y se encuentra, precisamente, en los libros de historia.
Hay una revuelta, anterior a la mítica fecha de 1714, que ha quedado mucho más recordada en el mundo. Se la conoce cono de manera popular como la Venganza Catalana y fue la respuesta que dieron los catalanes al asesinato de Roger de Flor y otros cien almogávares de la Gran Compañía Catalano-Aragonesa por parte de los bizantinos.
El catalán, mal visto en los Balcanes
La arremetida contra este imperio fue de tal calibre que algunos de los territorios que lo conformaban tienen leyendas, versos e incluso canciones al respecto, en especial en la zona de Grecia y los Balcanes. Obviamente, su recuerdo de los catalanes no es de lo más agradable.
Primer caso práctico, en la zona europea de Turquía, el noreste de Grecia y el sur de Bulgaria hay una especie de maldición que clama que la venganza de los catalanes caiga sobre ti. Pero no sólo eso, en todo el territorio búlgaro, las expresiones "Catalán" e "Hijo catalán" significan "hombre malvado, sin alma, torturador".
Poemas búlgaros
Esta mala fama llegó a trascender los límites del folclore para influir en poetas, como Ivan M. Vazov, que, en el poema Piratas, publicado por primera vez en 1915, cita a los catalanes junto a los turcos como los mayores opresores de la nación búlgara.
Tampoco es que los griegos tengan en muy buena consideración a Cataluña. Hasta finales del siglo XX decirle a alguien que era “un catalán” era poco más que un insulto. De hecho, en la isla de Eubea hay un derivado del topónimo, Cataloi, que, además de usarse como insulto, servía para describir a un “campesino desocupado del pueblo de Pirgos”.
Canciones populares griegas
Pero hay mucho más. Depende la zona todavía se pueden escuchar dichos del estilo "huir de los turcos para caer en los catalanes", que sería el equivalente de “ir de Guatemala a Guatepeor”. Pero también otras, como "que te vea bajo la espada de un catalán", da fe de lo terrible que fue este pueblo en el pasado. Incluso la canción La maldición de la abandonada llega a decir "Que caigas bajo espadas francas y en manos de catalanes / que te aten las manos con unas esposas y te estrujen el cuello con un garrote".
Pero hasta en canciones de cuna se hablaba de ellas como salvajes: “dame fuerza y coraje / para ceñirme siete espadas / y luchar contra los francos, / contra los francos y los varegos, / contra los perros catalanes. / Perro catalán, / no ayunas el viernes, / ni ayunas el sábado, / cuando Cristo está en la tumba.” Por suerte, ya no se canta eso a los niños, aunque siguen extendidos dichos más despectivos y que todavía están en uso que relaciones a los catalanes con gente sucia como "el griego se lavaba y el catalán se enmierdaba".
Leyendas de Albania
No se salvan mucho los catalanes en Albania, allí, todavía en la actualidad, el término "catalán" significa "hombre feo y malvado". Así mismo existe el derivado “Katallani" que, en la tradición del país, es el nombre de un monstruo con un solo ojo, que recuerda en muchos aspectos al cíclope Polifemo”.
La tradición albana representa este ser con nombre catalán como un herrero salvaje con un solo ojo que se alimenta de carne humana, que no tiene rodillas, por lo que no puede agacharse. Sus piernas son mástiles de barco. Claro que con estas características es normal que en la leyenda Dedalo dhe Katallani (Dédalo y Catalán), el cíclope pierda.
De dónde viene la fama
Para los que se pregunten por los motivos de esta animadversión, he aquí una breve explicación. Técnicamente, fue el emperador bizantino Andrónico II quien contó con los catalanes para la expansión de sus imperios.
Bajo las ordenes del templario Roger de Flor contrató los servicios de la Gran Compañía Catalano-Aragonesa (los almogávares) había contratado en 1303. Su misión era vencer a los otomanos. La verdad que fueron efectivos. Esta leyenda catalana exterminó a buena parte de la población de Anatolia dando la orden de matar a todo varón mayor de diez años. Hasta aquí, los malos jugaban a su favor.
La Venganza catalana: el origen
El problema llega con las envidias militares. Roger de Flor se ganó la enemistad de los genoveses, que ya de por sí rivalizaban con Barcelona en el comercio mediterráneo. Además, los famosos almogávares saquearon en más de una ocasión los salarios que el emperador tardaba en pagar. Así se granaron hasta la enemistad del hijo del emperador, Miguel IX Paleólogo, que cuando gobernó les tendió una trampa para acabar con todos ellos. Les organizó un banquete en Adrianópolis para “agasajarles”, y acabó con la vida de unos 100 oficiales almogávares y Roger de Flor.
Obviamente, la venganza no se hizo esperar. Otra tropa de almogávares se cobró la traición con una masacre entre los habitantes de Gallipolli y juraron venganza. Arrasaron con todo a su paso por Tracia y Macedonia. Todo es todo. No sólo saquearon sin piedad cualquier territorio del imperio que pudieron, sino que fueron inmisericordes con hombres, mujeres, e incluso niños. De allí que esta llamada Venganza catalana, haya quedado grabada para siempre en la historia y hasta nuestros días.