La rutina del sueño de los nobles
Siempre nos han inculcado que lo mejor para nuestro ritmo circadiano es dormir ocho horas por la noche, pero ¿y si te decimos que no siempre fue así?
Explorando la historia de nuestros antepasados, descubrimos que dormían en dos bloques de cuatro horas separados por un período de una hora. Durante ese tiempo se quedaban en la cama, rezaban, pensaban sobre sus sueños o hablaban con sus parejas. Otras se levantaban y realizaban diversas tareas e incluso visitaban a sus vecinos antes de volver a la cama. Bien es sabido que muchos personajes históricos como Leonardo da Vinci o Edison dormían cuatro horas y después se echaban una pequeña siesta.
Este hábito no solo lo hacían en Europa, también en África, Asia, Australia, Sudamérica y en el Medio Oriente.
La explicación la podemos encontrar en la invención de la luz artificial, que fue la que modificó una costumbre tan arraigada y la que alteró la relación del hombre con la noche. Realmente para optimizar el tiempo era mucho mejor dormir del tirón, aunque la oscuridad no era un problema en aquellos tiempos, ya que a veces se aprovechaba para trabajar.
¿Cómo dormían en la Edad Media?
Según un artículo de la BBC, una noche en el siglo XVII era desde las 21 h hasta las 23 h. Antes, las condiciones eran peores y se dormía en comunidad con chinches, pulgas, piojos y con miembros de la propia familia. Para no moverse mucho se organizaban de la siguiente manera: las niñas solían acostarse a un lado de la cama, seguidas por la madre, después el padre y al otro lado los niños. Horas más tardes, la gente empezaba a despertarse de este primer letargo, sobre la una de la madrugada y lo hacían de manera natural, sin ningún ruido ni alarma, y después volvían a la cama. ¿Cuál de las dos formas de dormir te gusta más: la de ahora o la de antes?