Más allá de los prejuicios, el cuidado del cuerpo es fundamental, tanto para hombres como para mujeres. El suelo pélvico masculino ha sido un tabú durante mucho tiempo pero, poco a poco, se empieza a divulgar la importancia de su tratamiento.
Esta estructura, compuesta por músculos, ligamentos y tejidos conectivos, abarca desde el hueso público hasta el cóccix y el espacio que comprende entre los huesos isquion, zona a la que hay que dedicar una especial atención, como indica Luis Castro Sáder, urólogo especialista en Patología Funcional y del Suelo Pélvico en Uros Associats en Centro Médico Teknon.
"El suelo pélvico masculino ha sido ignorado debido a la creencia que las disfunciones pélvicas solo afectan a las mujeres, un mito asociado al desconocimiento anatómico, fisiológico y al sexismo", subraya. Es más, los problemas asociados a estos tejidos vienen dados, principalmente, por el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad, o el deporte intenso.
Patologías
Las funciones son variadas e indispensables, como que participa en la micción y continencia urinaria, así como en la defecación. Proporciona estabilidad al cuerpo y sostiene el aparato reproductor masculino, fundamental para la erección y la eyaculación, entre otras. "Numerosos profesionales de la salud tuvieron un enfoque solo hacia el femenino, lo que ha retrasado la investigación y el tratamiento específico en el campo masculino", destaca.
Al encontrarse presionado tanto por las extremidades como por la caja torácica, la presión que se ejerce día a día puede provocar su debilitamiento, como el levantamiento frecuente de peso, el sobrepeso o la tos crónica, aclara el especialista. Así, los problemas llegan pronto: traumatismos, incontinencia urinaria o disfunción eréctil, dolores... Son los principales síntomas de que hace falta una revisión.
Síntomas
¿Cómo detectarlo? Sáder da algunas pautas. Con respecto a problemas urinarios, por ejemplo, que haya incontinencia a la hora de toser, estornudar o hacer ejercicio. También, que el flujo de la orina sea débil o tener la sensación de no haber vaciado la vejiga completamente. Otra cuestión a observar es la necesidad de orinar con frecuencia, como levantarse varias veces en la noche.
En cuanto a los problemas intestinales, tendría que ver con el estreñimiento, el esfuerzo o dolor al defecar, así como la sensación de pesadez o abultamiento en el recto, y la incontinencia fecal o de gases. En todo caso, el dolor tanto en las extremidades inferiores, como en la zona genital o el área pública son síntomas a estudiar.
Revisiones
Asimismo, las más llamativas se podrían dar en la disfunción sexual, es decir, cuando se pierde la erección o que el acto en sí provoque dolor o molestias, o ya sea en la misma eyaculación. "Si se experimenta alguno de estos síntomas, es importante consultar con un profesional especialista en suelo pélvico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento", apunta.
Las revisiones anuales están recomendadas a partir de los 50 años, pero se puede trabajar en este campo con la ayuda de profesionales que trabajan el área, como los fisioterapeutas, rehabilitadores y coloproctólogos, al igual que con los urólogos, especialistas en la materia. La principal recomendación de Luis Castro Sáder es, ante todo, mantener una rutina activa y sana.
Romper tabúes
Los aspectos a destacar serían el control del peso y una correcta alimentación e hidratación, aparte de realizar actividad física y algunos ejercicios específicos. Entre ellos, están los Kegel, que consisten en contraer y relajar los músculos que se utilizan para detener la orina y la defecación, lo suyo sería "contraer entre 3 y 5 segundos y relajar completamente, con 10 repeticiones y 3 veces al día".
También, los ejercicios hipopresivos y de flexibilidad, aparte de terapia manual y electroestimulación. Todo ello, bajo la prescripción y evaluación de un profesional de la salud. Con esta prevención, se busca garantizar una mejor calidad de vida en el futuro para los hombres, rompiendo tabúes y barreras.
