Un especialista ausculta el corazón de un paciente

Un especialista ausculta el corazón de un paciente EUROPA PRESS

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El bueno, el feo y el malo: claves para entender el colesterol y los triglicéridos

Cumplen funciones vitales en el organismo, pero sus niveles elevados en sangre aumentan de forma significativa el riesgo cardiovascular. Conocer cómo actúan y qué medidas permiten mantenerlos bajo control es esencial para la prevención

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Estos tipos de grasas que circulan por la sangre cumplen funciones vitales para el buen funcionamiento del organismo. El colesterol, por ejemplo, interviene en la formación de hormonas, en la síntesis de vitamina D y en la producción de ácidos biliares, que son indispensables para la digestión de las grasas. Los triglicéridos, por su parte, actúan como una fuente importante de energía que el cuerpo almacena para utilizar cuando lo necesite, especialmente en periodos de ayuno o durante la actividad física. En condiciones normales, ambos cumplen un papel positivo y necesario para mantener la salud y la vitalidad.

No obstante, cuando los niveles de colesterol o triglicéridos en la sangre se elevan más allá de lo recomendado, dejan de ser aliados y se convierten en un factor de riesgo imperceptible. El exceso de colesterol puede acumularse en las paredes de las arterias y formar placas, un proceso conocido como aterosclerosis, que estrecha los vasos sanguíneos y dificulta la circulación. Esto incrementa el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares graves como hipertensión, infartos o accidentes cerebrovasculares.

“El colesterol elevado no avisa y solo se detecta con análisis de sangre. Es importante realizar controles periódicos, especialmente a partir de los 40 años o si existen antecedentes familiares”, señala el doctor Romano Trionfi, especialista del Hospital El Pilar.

El papel del colesterol LDL y HDL

El colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, es el responsable de depositarse en las paredes de las arterias formando placas que estrechan los vasos sanguíneos. Este proceso, denominado aterosclerosis, favorece la aparición de infartos, ictus y enfermedades arteriales periféricas.

En contraposición, el colesterol HDL se denomina “colesterol bueno” porque actúa como un mecanismo de limpieza, transportando el exceso de colesterol desde las arterias hasta el hígado, donde se elimina. “El HDL protege al sistema cardiovascular y es un indicador positivo en los análisis, pero no contrarresta el daño del LDL”, apunta el doctor Trionfi

Triglicéridos: un riesgo añadido

Los triglicéridos son otra forma de grasa que almacena la energía sobrante de la dieta. Sus valores elevados en sangre no solo aumentan el riesgo cardiovascular, sino que también se relacionan con enfermedades metabólicas como el hígado graso y complicaciones graves como la pancreatitis.

“Los triglicéridos altos tienen un impacto directo sobre la salud. Controlarlos requiere una dieta equilibrada, ejercicio físico regular y un peso adecuado. En algunos pacientes, la medicación es necesaria”, advierte el Dr. Trionfi.

Prevención y control

Para mantener niveles saludables de colesterol y triglicéridos es fundamental reducir la ingesta de grasas saturadas y trans, presentes en carnes grasas, bollería industrial y productos ultraprocesados. Al mismo tiempo, se recomienda aumentar el consumo de fibra soluble y de pescado azul, fuente de ácidos grasos omega-3.

El ejercicio físico diario, el mínimo consumo de azúcar posible y el cero consumo de alcohol y tabaco, junto con revisiones periódicas, son medidas básicas de prevención. En casos en los que la genética desempeña un papel determinante, la adherencia a un tratamiento farmacológico es clave. “El control de estos valores no es opcional: constituye una estrategia de prevención primaria para proteger la salud cardiovascular”, concluye el Dr. Romano Trionfi del Hospital El Pilar.