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Un Trastorno de Conducta Alimentario (TCA) es una afección grave relacionada con la alimentación y que afecta negativamente a la salud. Se trata de comportamientos alimentarios anormales y preocupación por la ingesta de alimentos, el peso y la figura corporal.

Son un conjunto de enfermedades mentales que afectan tanto la salud física como la emocional de quienes las padecen y se caracterizan por alteraciones significativas en los hábitos alimentarios y en la percepción del propio cuerpo. Entre los TCA más comunes se encuentran el Trastorno por Evitación/restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID); anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón; Otro trastorno alimentario especificado (OSFED) y Trastorno alimentario no especificado (UFED).

Diferentes causas

Estas enfermedades tienen una causa multifactorial que incluye factores genéticos, psicológicos, ambientales y sociales, y abarcan varios tipos, como la anorexia nerviosa, la bulimia, el trastorno por atracón, y otros menos conocidos como la pica o el trastorno por rumiación.

Durante la adolescencia se acostumbra a ser más vulnerable a los TCA porque es una etapa de la vida en la que la personalidad, la autoestima y el rol social están en pleno desarrollo ante un entorno en el que la presión social por la imagen y el físico es muy elevada.

Sufrimiento emocional

"Detrás de estos trastornos subyace un fuerte sufrimiento emocional", asegura Rocío Rosés, doctora en psicología, neuropsicóloga clínica y responsable del Instituto de Salud Mental del Hospital Universitari Sagrat Cor. "Las personas que padecen un TCA suelen pensar que al estar delgadas serán más atractivas y socialmente aceptadas, lo que no hace más que alimentar una autoexigencia elevada y un deseo constante de aprobación externa", añade la especialista.

Sin embargo, la experta advierte que, en muchos casos, solo se percibe la "parte visible" del problema, que es la alteración alimentaria. “El error está en centrar el tratamiento únicamente en la comida. Sin abordar el trasfondo emocional, es difícil revertir un TCA”, explica.

Rocío Rosés, neuropsicóloga clínica del Instituto de Salud Mental del HUSC QUIRÓNSALUD

Prevención, detección temprana y tratamiento

La prevención juega un papel esencial. Evitar la normalización de las dietas restrictivas o comentarios sobre el aspecto físico, fomentar el hábito de compartir comidas en familia y consultar a un profesional ante la aparición de las señales de alerta mencionadas son algunas pautas que Rocío Rosés marca para reducir el riesgo de desarrollar un TCA.

El tratamiento de un TCA debe ser siempre personalizado e involucra un enfoque multidisciplinario compuesto por profesionales de la Psiquiatría y la Psicología, la Endocrinología, Ginecología y Medicina Interna, entre otros. La especialista enfatiza la importancia de atender tanto al paciente como a la familia para lograr una recuperación integral.

Este abordaje integral y especializado ofrece una base sólida para que los pacientes puedan enfrentarse a las causas profundas del TCA y alcanzar una recuperación que abarque tanto su bienestar físico como emocional.

Señales de alerta de un TCA

Identificar un TCA a tiempo puede marcar la diferencia en la recuperación.

Algunas señales de alerta son:

●      Aislamiento progresivo y evitación de situaciones sociales

●      Irritabilidad y aumento de la susceptibilidad

●      Disminución del rendimiento en la escuela o el trabajo

●      Evitar reuniones familiares o eventos que involucren comida

●      Miedo intenso a ganar peso y preocupación extrema por la imagen corporal

●      Sentimientos de culpa tras comer

●      Restricción de alimentos y obsesión por "comer saludable"

●      Control estricto de la comida, incluyendo contar calorías y pesar los alimentos

●      Ir al baño tras cada comida, o mostrarse obsesionado con la actividad física

●      Cambios rápidos de peso, fluctuaciones o pérdida de peso significativa

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