A pesar de los avances, la igualdad de género en puestos de liderazgo aún es una meta todavía lejana. Esta es la conclusión que se extrajo en la ponencia ‘La Presencia de la mujer en ámbitos directivos en la construcción’, que tuvo lugar en Fira de Barcelona, dentro del Sustainable Building Congress celebrado en el marco del salón Construmat 2024.

Aunque cada vez hay más mujeres jóvenes con mejor formación y con estudios superiores, la realidad es que esta circunstancia aún no se refleja en los consejos de administración de un sector muy masculinizado.

Las empresarias Ana Puig-Pey, Verònica Giró, Patricia Martínez, Elena Massot y Maite Ramos, durante la ponencia SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Falta de referentes femeninos

Según estudios recientes, la mujer supone sólo el 11,2% del total de los trabajadores. Su perfil responde al de una persona de 44 años (sólo el 8% ha cumplido los 35), pero más de la mitad está situada en posiciones de finanzas, contabilidad y comercial, lejos de la gestión directiva.

En los últimos 20 años, ha aumentado la presencia de la mujer en los consejos de administración pero el colectivo femenino sigue siendo todavía minoritario. Factores culturales, estructurales y personales, como la maternidad, dificultan la ascensión de las mujeres a puestos de liderazgo. Aún así, según un informe de Woman & Business, la situación de las mujeres en la dirección ha mejorado muchísimo y gran parte de las empresas españolas tiene mujeres directivas en la gestió

"España está en una posición relevante en el ranking de referentes de líderes femeninas”, detalla como introducción Patricia Martinez, consejera delegada de Tarraco Empresa Constructora. Sin embargo –añade–, “este dato no es tan positivo en el sector de la construcción”.

Luchar contra los prejuicios

Escuchar las experiencias y las opiniones de mujeres líderes en el sector ayuda a conocer de primera mano esta problemática. Incentivar la presencia de la mujer en los puestos de relevancia se trata de aportar una visión diferente y complementaria a la gestión empresarial.

Estereotipos de género juegan en contra de una mayor presencia de la mujer en el liderazgo empresarial en este sector. La construcción se considera una profesión eminentemente masculina y esta circunstancia provoca un déficit de oportunidades de desarrollo profesional que castiga al colectivo femenino. Las dificultades para conciliar la vida familiar y personal, o la escasez de mentoras disponibles para guiar y apoyar a las nuevas generaciones de mujeres profesionales en el sector son también factores negativos.

Mismo objetivo, diferentes visiones

“Las mujeres tenemos un estilo más colaborativo, más íntegro que el masculino, que nos permite valorar más las relaciones y tenemos una mayor conciencia social, seguramente un estilo más condicionado por nuestra forma de pensar”, señala Verònica Giró, arquitecta técnica de formación y fundadora y gerente de la empresa Construcció i Rehabilitació 4ARK, para remarcar las diferencias de cómo ejercer el liderazgo entre hombres y mujeres.

Maite Ramos, ingeniera industrial y directora general de BIS, cree que las posible diferencias estriban en convencionalismos sociales porque “las competencias son más propias de la posición que de la persona” y destaca que tal vez todo se deba a que “las mujeres no estamos dispuestas a renunciar a la conciliación”, independientemente de las ataduras del cargo ejecutivo.

Desde su experiencia, considera que empoderarse en este sector “ha sido un tránsito largo y silencioso” pero que tras años de una batalla personal “esta lucha se ha convertido en un viento de cola” que ha actuado como un trampolín que les ha dado reconocimiento a su esfuerzo y una mayor visibilidad.

En el mismo sentido se expresa Ana Puig-Pey, Doctora Arquitecta por el Departamento de Organización de Empresas de la UPC. Como formadora también de futuras empresarias, considera que, aunque “no hay grandes diferencias en la toma de decisiones, las mujeres se apartan de la tipología común del directivo-hombre porque “son más constantes, no se rinden con facilidad, saber liderar equipos para que estos funcionen”. 

Verònica Giró considera la “resiliencia” como un factor determinante que distingue la forma en que las mujeres dirigen una empresa, puesto que en general “hemos tenido que adaptarnos a un entorno de actitudes machistas, donde hemos soportado muchos prejuicios de compañeros e incluso de clientes”.

Reivindicación

Elena Massot, vicepresidenta de APCE y CEO de Vertix, coincide con sus colegas en que la mujer ejecutiva no tendría futuro si no tuviese las capacidades necesarias y reclama reconocimiento. “Para poder ejercer en puestos directivos es indispensable tener talento”, reitera a la vez que quiere dejar constancia de que “cuando ha tenido la oportunidad de decidir, la mujer lo ha hecho bien”.

En este misma idea, Maite Ramos aclara que “nunca he percibido que nadie me trate distinto por ser mujer”  y asegura que en en su empresa de ingeniería “contratamos al mejor candidato o candidata por su talento, no por su género”.

Estas empresarias han tenido que salir adelante en un entorno eminentemente masculinizado  en el que no contaron con referentes de las que extraer un aprendizaje. “Nunca tuve jefas”, coinciden a la vez que valoran que las mujeres trabajadoras de los 70 y los 80 “han abierto camino”. Eso sí, aseguran que el hecho de que haya aumentado la presencia de la mujer en posiciones de dirección “está favoreciendo el cambio con mayor naturalidad”.

El 'síndrome del impostor'

También concuerdan que el fenómeno psicológico conocido como el ‘síndrome del impostor’ está muy presente en el ánimo de muchas mujeres que han alcanzado el éxito. Se trata de la sensación personal que les hace temer que no son merecedoras de ese cargo al estar entrando en un ‘área reservada’. Esto crea un círculo vicioso donde las jóvenes no ven modelos a seguir y dudan en aspirar a esos puestos.

“Yo lo he percibido continuamente en mujeres que se sienten en un entorno hostil”, asegura Verónica Giró. “Yo lo siento en todos los ámbitos de la vida y soy consciente de que me perseguirá siempre. Seguramente, se debe a que las mujeres somos muy autocríticas”, añade Maite Ramos. 

Retos de futuro

Todas ellas asumen su parte de responsabilidad a la hora de imaginar el futuro de la mujer en la dirección empresarial del sector de la construcción. Ahora, ellas son las referentes de las que están por llegar.

Ana Puig-Pey reclama “una mayor implicación de las instituciones a la hora de crear más espacios para la mujer” y Elena Massot reclama “que el colectivo femenino acompañe a las jóvenes empresarias en su desarrollo profesional” y “el aumento de la presencia de mujeres en puestos de dirección sea por sí mismo un sello de calidad de las empresas”.

La presencia de la mujer en puestos de responsabilidad es una carrera de fondo que viene de lejos y que, aunque la meta se visibiliza más cercana que nunca, requiere todavía que la igualdad de género se manifieste como algo natural y no por conceptos como la discriminación positiva.

“Las empresas deben mostrar flexibilidad para analizar el talento y dar la oportunidad a quien se lo merezca”, concluye Maite Ramos.

Noticias relacionadas