En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Estas patologías, que afectan al corazón y los vasos sanguíneos, pueden tener consecuencias devastadoras si no se abordan adecuadamente.
Desde infarto agudo de miocardio hasta accidentes cerebrovasculares, estas afecciones acaban con la vida de más de 20 millones de personas al año, una cifra que se estima que ascenderá hasta los 23 millones para el año 2030[GGL1] . Sin embargo, muchas de estas enfermedades son predecibles con cambios en el estilo de vida y medidas preventivas simples.
La clave está en el estilo de vida
Los factores de riesgo cardiovascular son aquellos que aumentan la probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos. Algunos de estos riesgos son inherentes, como la genética y la edad, pero otros están estrechamente relacionados con los hábitos diarios.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, “pese a que las enfermedades cardiovasculares suelen desarrollarse en la edad adulta, los factores de riesgo cardiovascular empiezan a estar presentes ya en la infancia, por lo que es importante adquirir hábitos saludables desde edades tempranas", destaca la doctora Laura Galian-Gay, cardióloga de Hospital Quirónsalud Badalona.
La prevención juega un papel fundamental en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Adoptar hábitos de vida saludables, como mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física regularmente y evitar el consumo de tabaco y alcohol, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar estas afecciones.
Los factores de riesgo más comunes
Las causas más comunes de las enfermedades cardiovasculares son la hipertensión arterial; elevados niveles de colesterol y triglicéridos, que pueden bloquear las arterias, aumentando el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular, el tabaquismo, la diabetes, el sedentarismo o llevar una dieta poco saludable.
"Realizar pequeños cambios en nuestros hábitos de vida puede reducir drásticamente el riesgo que tenemos de padecer un evento cardiovascular", asegura la doctora Galian-Gay.
Más deporte y menos tabaco
"Hay tres puntos clave para la prevención: seguir una alimentación saludable, hacer ejercicio y dejar de fumar", afirma la especialista. Esto implica adoptar una dieta mediterránea rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, mientras se reduce el consumo de bebidas azucaradas, zumos de fruta, alcohol y alimentos procesados.
Además, se aconseja realizar actividad física regular, como caminar 4.000 pasos al día, puede disminuir el riesgo de mortalidad por eventos cardiovasculares, con cada incremento de 1.000 pasos reduciendo el riesgo en un 15%. Por último, dejar de fumar es esencial, ya que después de dos años sin tabaco, el riesgo de enfermedad cardiovascular disminuye notablemente, llegando a equipararse al de una persona que nunca ha fumado después de 15 años.
"Si bien algunos factores de riesgo cardiovascular, como la genética, no se pueden modificar, muchos otros están bajo nuestro control. La prevención juega un papel fundamental en la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y sus complicaciones", recuerda la doctora.
La importancia de los chequeos
La educación y la concienciación también desempeñan un papel necesario. Es fundamental tomar medidas proactivas para proteger la salud cardiovascular. Esto incluye aprender a reconocer los síntomas de un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular y buscar atención médica de inmediato en caso de necesidad.
Someterse a chequeos médicos regulares o a pruebas de diagnóstico, como electrocardiogramas y análisis de sangre, pueden identificar problemas cardíacos antes de que se vuelvan graves. Del mismo modo, los avances en el tratamiento médico y los procedimientos quirúrgicos ofrecen opciones efectivas para controlar y tratar estas afecciones.