El cáncer de testículo es una realidad que afecta a hombres de todas las edades, pero es más común en aquellos que son jóvenes o de mediana edad. En España se diagnosticaron más de 1.500 casos en pacientes de entre 15 y 35 años en 2023,
Aunque su impacto en la vida de los enfermos y sus familias es muy significativo, este tumor es sumamente tratable, incluso cuando se ha propagado más allá del testículo. Según el tipo y estadio del cáncer testicular, se puede recibir uno de varios tratamientos o una combinación de ellos. Por ello, afrontar a tiempo esta enfermedad facilita su diagnóstico y decidir las opciones de tratamiento disponibles para poder abordarla de manera efectiva.
Los síntomas
Este tumor se origina en los testículos, las glándulas reproductoras masculinas encargadas de producir hormonas sexuales y esperma. Los síntomas pueden variar, pero los más comunes incluyen la presencia de un bulto o hinchazón en uno de los testículos, sensación de pesadez o dolor en el escroto, y cambios en la textura o tamaño de los testículos.
Si se experimenta alguno de estos síntomas, es fundamental buscar atención médica de inmediato. El diagnóstico del cáncer testicular generalmente implica un examen físico, análisis de sangre para detectar marcadores tumorales y pruebas de imagen, como ecografías. En algunos casos, puede ser necesaria una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Acudir al especialista cuanto antes
Más del 80% de los cánceres de testículo se manifiestan con un aumento del tamaño del testículo totalmente indoloro. A menudo, por vergüenza y temor, muchos varones retrasan el momento de acudir al médico y esperan a que sea una situación pasajera.
Y es aquí cuando puede agravarse la situación. Porque, si bien se trata de un cáncer con una tasa de curación muy alta, por encima del 90% incluso en fases metastásicas, también es cierto que es un cáncer de evolución muy rápida, por lo que la detección temprana es crucial.
La importancia de la autoexploración
El dato positivo, a diferencia de otros tipos de cáncer (como el de pulmón), es que dicha detección depende en gran parte de una correcta autoexploración. "Es recomendable realizar una autoexploración periódica para detectar cualquier posible zona irregular, más dura, o bien algún abultamiento, hinchazón o agrandamiento del testículo”, señala el doctor Javier García del Muro, responsable de la Unidad de Cáncer Genitourinario de IOB, Instituto Oncológico de Hospital Quirónsalud Barcelona.
“En el caso de que esto suceda, no hay que infravalorarlo y debe acudirse al urólogo lo antes posible para realizar un correcto diagnóstico", añade el especialista. De hecho, cometer un diagnóstico de sospecha es muy sencillo, ya que en la mayoría de los casos solo requerirá realizar una ecografía testicular.
La importancia de la autoexploración radica en el hecho de que el abultamiento en el testículo o la detección de una zona irregular cursa en la mayoría de los casos sin dolor, por lo que no hay que esperar a que duela para acudir al oncólogo.
Tratamiento y Pronóstico
El tratamiento del cáncer de testículo depende de varios factores, incluido el tipo y la etapa del cáncer, así como la salud general del paciente. Las opciones de tratamiento comunes incluyen la cirugía para extirpar el testículo afectado (orquiectomía), quimioterapia y vigilancia activa. Afortunadamente, el cáncer testicular es altamente tratable, especialmente cuando se detecta en etapas tempranas.
Las tasas de supervivencia son generalmente altas, incluso en casos de enfermedad avanzada. Incluso en el caso de que fuese necesaria quimioterapia, una vez terminado el tratamiento las posibilidades de que el cáncer ya esté curado son muy altas. “Solo en el 10-15% de pacientes en los dos primeros años puede reaparecer", apunta el doctor García del Muro.