En el corazón de la isla, Teror es el epicentro de la Navidad, muy arraigada en la tradición canaria. Sus calles adoquinadas se visten con luces parpadeantes y se perfuman con la fragancia de las tradicionales flores de Pascua, mientras la Basílica de Nuestra Señora del Pino, joya arquitectónica y espiritual de Gran Canaria, resplandece a la luz de miles de velas.
Las plazas emblemáticas, como la Plaza de Sintes, se transforman en escenarios mágicos con la llegada de ferias y mercados navideños, salpicados de puestos repletos de delicias culinarias, artesanías locales y representaciones detalladas que recrean la historia sagrada.