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Las consecuencias de la pandemia en la salud mental
Según diversos estudios realizados durante la crisis sanitaria, los trastornos depresivos podrían aumentar hasta un 20% en los próximos meses y años
2 febrero, 2021 00:00Cuanto más tiempo persiste el coronavirus entre la población mundial, las consecuencias de las medidas para prevenirlo -restricciones de movilidad, distancia social y confinamiento- dañan cada vez más la salud mental. En este contexto, muchos expertos coinciden en que los trastornos depresivos ya suponen una epidemia de gran magnitud.
De hecho, los trastornos depresivos podrían aumentar hasta un 20% en los próximos meses y años a causa de la pandemia actual, según datos de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP). Con respecto a España, la OMS indica que se trata del cuarto país de Europa con más casos de depresión, que afectan a más de seis millones de personas.
350 millones de personas con depresión
Este trastorno lo sufren, a lo largo de su vida, entre el 8% y el 15% de la población, lo que supone que 350 millones de personas sufren depresión en el mundo, según la OMS. Asimismo, se estima que la depresión mayor tiene una prevalencia media a lo largo de la vida del 10.6% en España, con una edad media de inicio de 26 años. Existen claras diferencias de género, duplicando su frecuencia en las mujeres.
En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud también estima que una de cada cinco personas atendidas en urgencias se ve afectada por depresión y ansiedad. Sin embargo, la jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus, la doctora Gracia Lasheras, señala que los profesionales sanitarios no siempre tienen presente este problema a la hora de atender a sus pacientes. “Esto hace que la depresión muchas pase desapercibida o que sea infradetectada", explica la doctora.
Un desencadenante del suicidio
"Es frecuente que los episodios depresivos sean recurrentes y pueden volverse persistentes o crónicos si no se realiza el tratamiento adecuado. En esos casos, cuando no hay un abordaje precoz de la enfermedad, con frecuencia se va a complicar e incluso puede desencadenar en suicidio”, afirma la Lasheras.
De hecho, los expertos señalan que el 90% de las personas que cometen suicidio tienen un problema de salud mental, principalmente depresión. Lasheras advierte de que el impacto y el elevado grado de incertidumbre de la pandemia afectan muy especialmente a los pacientes depresivos sobre todo a medida que permanece la situación de contagio y confinamiento.
Prevenir la depresión
"Además todo se complica por una posible asociación con cuadros de ansiedad, hipocondría y el propio estrés de la situación con las dificultades de afrontamiento propios de los estados depresivos", añade la especialista. “Para prevenir que el estrés degenere en depresión es importante mantener los vínculos afectivos, compartir las emociones (ventilación emocional) y utilizar estrategias para regularlas, teniendo en cuenta que ansiedad, miedo o soledad son respuestas normales”, explica la doctora.
Por su parte, el doctor en Psicología Borja Farré Sender, Farré, advierte de que "no debemos obsesionarnos con la información (solo fuentes oficiales) y mantener unas rutinas saludables. Revisar la despensa de nuestras habilidades e instrumentos para afrontar las situaciones. Saber diferenciar entre preocupaciones productivas e improductivas".
Tratamientos farmacológicos y terapia
Existen tratamientos eficaces para la depresión. El tratamiento farmacológico se centra en los antidepresivos, que regulan la base neurobiológica de la depresión, cuya eficacia es elevada, consiguiendo la mejoría en un plazo de 2-3 semanas.
Para los episodios recurrentes, también son de utilidad los fármacos estabilizadores de ánimo o eutimizantes y, para los casos más graves, se reserva la terapia electroconvulsiva (TEC).
Abordaje desde la terapia psicológica
También se ha demostrado la utilidad del tratamiento psicológico, bien de forma única en depresión leve, o combinada con los antidepresivos; destaca la eficacia de la terapia conductual y cognitiva, ayudando a que el paciente se active, venza la apatía y modifique sus pensamientos negativos y de culpa.
"De hecho, las personas que sufren depresión acostumbran a fijar su atención en aspectos negativos de su conducta y de su entorno, centrando su atención en lo que consideran sus defectos y errores, con visión negativa de sí mismos y desesperanza del futuro. Todo ello agravado por la apatía, la falta de placer en tareas incluso elementales, y la mezcla de escasa energía. Estos procesos, aconsejan en muchos casos la asociación de fármacos y la terapia psicológica, concluye la doctora Lasheras.