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Los canelones de Nandu Jubany en Can Jubany son considerados por muchos como los mejores porque representan a la perfección la filosofía culinaria del chef: respeto absoluto por la tradición catalana, técnica impecable y una sensibilidad extraordinaria para potenciar sabores que creemos conocer, pero que allí renacen con una profundidad sorprendente. En Jubany no se pretende reinventar el canelón, sino llevarlo a su máxima expresión, entenderlo desde su esencia y elevarlo a un nivel casi emocional.

La clave empieza en el relleno, que no es una mezcla corriente de carnes, sino un guiso trabajado durante horas con ingredientes de primera calidad -pollo de corral, cerdo, ternera y a menudo foie- cocinados lentamente hasta lograr una melosidad única. Ese trabajo de chup-chup prolongado permite que las carnes se deshagan y se integren entre sí, generando un sabor redondo, profundo y elegante, sin estridencias. Cada cucharada del relleno es cálida, untuosa y, perfectamente, equilibrada, fruto de una técnica que domina el arte de extraer el máximo de cada producto.

Bechamel y gratinado

La pasta, fina y delicada, tiene el punto justo para envolver el relleno sin robarle protagonismo. Pero donde realmente se distingue Jubany es en la bechamel y el gratinado. La bechamel es sedosa, ligera y al mismo tiempo rica, aplicada con la proporción exacta para que acompañe, no para que tape. Sobre ella, un gratinado que siempre llega dorado, crujiente en los bordes, generoso, pero nunca excesivo. Ese contraste entre lo tierno y lo crujiente es parte esencial de la experiencia.

Canelones CANVA

El resultado final es un plato que sabe a hogar, tradición y domingo, pero ejecutado con la precisión de la alta cocina. Jubany consigue que un plato humilde se convierta en algo memorable porque cocina con memoria y con técnica, sin artificios innecesarios. Por eso sus canelones destacan: porque recuperan la esencia del recetario catalán y la elevan a un nivel que solo se consigue cuando se ama un plato hasta el extremo de perfeccionarlo año tras año.

Dónde comerlos

El lugar donde se sirven estos canelones también forma parte esencial de la experiencia. Can Jubany está ubicado en una masía catalana restaurada en plena naturaleza, en Calldetenes, en un pueblo de Barcelona; en un entorno tranquilo y luminoso que invita a disfrutar sin prisas. La decoración combina elementos rústicos -piedra, madera, calidez de casa de campo- con detalles modernos y elegantes que reflejan la identidad culinaria de Jubany: tradición actualizada, confort y sofisticación sin estridencias. Todo está pensado para que el comensal se sienta acogido, desde la amplitud de las salas hasta la luz natural que entra por los ventanales y la manera en que se distribuyen las mesas para garantizar intimidad.

El ambiente es cercano, pero refinado, propio de un restaurante que ha sabido conservar el espíritu familiar de sus orígenes pese a consolidarse como un referente gastronómico. El servicio es atento y profesional, pero también cálido, creando una atmósfera en la que uno se siente en manos de gente que disfruta cuidando cada detalle. En conjunto, es un lugar donde la tradición catalana se vive con autenticidad y donde platos emblemáticos como los canelones alcanzan su máxima expresión gracias a un entorno que acompaña y potencia la experiencia.

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