Carme Ruscalleda, una de las grandes figuras de la alta cocina catalana, sorprende por la sencillez de sus preferencias culinarias domésticas. A pesar de su trayectoria estelar en los fogones, la chef reconoce que, en casa, apuesta por elaboraciones simples, basadas en pocos ingredientes, pero con un notable valor nutricional y capaces de favorecer un descanso reparador.
"Me gusta cenar ligero", confesó en el pódcast La Picaeta. Para ella, estas recetas son divinas porque caen bien y permiten dormir 'de primera'. A sus 73 años, Ruscalleda continúa reivindicando la cocina honesta y natural, también en sus hábitos diarios.
Sus cenas favoritas
Su repertorio de cenas preferidas gira en torno a tres ingredientes fundamentales: pan, tomate y huevo. A ello añade el imprescindible aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal, una combinación tan básica como representativa de la tradición mediterránea. "Compramos los domingos un pan muy bueno", explicó, y con ese pan prepara dos recetas que forman parte de su ritual nocturno: la tortilla francesa 'a caballo' del pan y la llamada tortilla 'invertida'.
Ambas elaboraciones comienzan del mismo modo: empapando la rebanada de pan en tomate rallado. En la versión clásica, la tortilla francesa se cocina de forma tradicional y se coloca, directamente, sobre la rebanada. La variante inversa, sin embargo, propone el paso contrario. Ruscalleda utiliza una rebanada sin corteza impregnada en tomate, sal y aceite de oliva, y la introduce en el centro de una tortilla de dos huevos a medio cuajar. Después, cierra la tortilla envolviendo completamente el pan. "Cuando cortas la tortilla, dentro está el pan tumaca. ¡Buenísimo!", celebra la chef.
Platos sencillos
Más allá de su sencillez, estas propuestas constituyen una cena sorprendentemente equilibrada. La elección del pan es clave. Ruscalleda no recurre al típico pan blanco de supermercado, sino a uno de mayor calidad, a menudo de masa madre o integral. Este tipo de pan aporta más fibra y nutrientes, tiene un índice glucémico más bajo y favorece una liberación sostenida de energía, ayudando a evitar picos de azúcar y contribuyendo a una microbiota intestinal más saludable.
Así, Ruscalleda demuestra que la alta cocina no está reñida con la simplicidad. Sus cenas favoritas son un ejemplo de cómo pocos ingredientes bien elegidos pueden convertirse en una propuesta deliciosa, saludable y fiel a la esencia de la gastronomía mediterránea.
Beneficios
El tomate fresco añade antioxidantes y compuestos antiinflamatorios como la vitamina C y el licopeno, que resultan especialmente efectivos cuando se consumen crudos. Su combinación con aceite de oliva virgen extra no es solo tradición: diversos estudios han demostrado que este aceite mejora la absorción del licopeno, convirtiendo la mezcla en un auténtico impulso nutricional.
El huevo completa el trío de ingredientes principales. Considerado una de las fuentes proteicas más completas, aporta todos los aminoácidos esenciales. Durante años se cuestionó su consumo frecuente por su relación con el colesterol, pero las investigaciones más recientes han demostrado que, dentro de una dieta equilibrada, puede tomarse con mucha más libertad, incluso a diario.
