Turrón de yema quemada
El mejor turrón artesano de yema de España se elabora en Terrassa: "Una pastelería con más de 60 años de historia"
El establecimiento está reconocido con diversos premios que hacen referencia a la trayectoria profesional del mismo
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Aunque aún quedan unas semanas para que llegue oficialmente la Navidad, pero da la sensación de que el espíritu festivo empieza cada vez antes, y nosotros con él. Basta darse una vuelta por cualquier supermercado para ver como las estanterías ya se llenan de turrones, polvorones y todo tipo de dulces típicos, tentándonos incluso antes de que empiece diciembre.
Y claro, es difícil resistirse: acabamos comprando algo para ir probando o porque nos recuerda a esos sabores de infancia que tanto reconfortan. Esta costumbre de adelantarnos demuestra no solo nuestras ganas de celebrar, sino también el cariño que sentimos por los pequeños rituales navideños que, año tras año, se mantienen intactos.
El mejor turrón
La pastelería Turull de Terrassa, en Barcelona, ha ganado la cuarta edición del concurso Mejor Turrón Artesano de Yema Quemada de España, organizado por el Gremio de Pastelería de Barcelona, con el soporte de la EPGB.
El establecimiento familiar, con más de 60 años de historia, fue fundado por Joan Turull, presidente del gremio barcelonés entre 1995 y 2014. Y actualmente, lo dirige su hija Aniana Turull.
![El laberinto de 14 kilómetros oculto bajo el suelo del Priorat: la Mina Eugènia de Bellmunt del Priorat](["https:\/\/a2.elespanol.com\/cronicaglobal\/2025\/12\/02\/vida\/1003742712657_15470528_320x180.jpg"])
El jurado, formado por los chefs Sergi Vela, Jordi Calvet, Jaume Urgellés, Lluís Costa, Martí Giner, el panadero Francisco Ramírez y los periodistas gastronómicos Salvador García Arbós y Fernando Toda, director de SYS, han valorado especialmente el equilibrio entre la textura y el sabor del turrón ganador, que se ha impuesto a una treintena de participantes.
Pastelería Turull
La Pastelería Turull tiene más de 60 años de experiencia y está reconocida con diversos premios. Joan Turull está galardonado con la Medalla de Oro del Gremio de Pastelería de Barcelona por su trayectoria profesional (2015) y con la Medalla al trabajo Presidente Macià.
Entre sus múltiples variedades destacan los pasteles, los roscones de Reyes, los croissants, los buñuelos de viento y los carquinyolis, entre otros. El que más resalta, sin duda, es el Cardenal, un pastel originario de Viena, pero que ellos han conseguido mejorar la receta. Está hecho con merengue, yema de huevo, azúcar, harina, nata y está bañado con chocolate caliente.
Turrón de yema
El turrón de yema quemada gusta tanto porque combina una textura suave y cremosa con un sabor dulce y caramelizado que recuerda a postres tradicionales como la crema catalana o el flan. La yema aporta una untuosidad agradable y un aroma cálido, mientras que la capa superior añade un contraste crujiente y unas notas que intensifican el sabor. Esta mezcla de suavidad, dulzura equilibrada y toque caramelizado genera una sensación muy reconfortante y festiva, lo que lo convierte en uno de los turrones más apreciados durante la Navidad.
Estos son los ingredientes para hacer el turrón de yema quemada:
- 250 g. de almendra molida.
- 5 g. de ralladura de limón.
- 125 g. de azúcar.
- 40 ml de agua.
- 3 yemas de huevo talla M.
- 30 g. de azúcar glas.
- Opcional: canela molida.
En un cuenco pondremos la canela, la ralladura y las yemas. Batiremos despacio con unas varillas hasta que se mezcle, pero no quede una mezcla blanquecina. Lo reservaremos mientras que preparamos el almíbar.
Por otra parte, colocaremos un cazo al fuego con el agua y el azúcar, vamos calentando la mezcla a fuego medio fuerte hasta que llegue a 115 grados, apartaremos del fuego e iremos echando a hilo fino sobre la mezcla de las yemas. Seguiremos batiendo hasta que la mezcla enfríe ligeramente.
Añadiremos, ahora, ya sin las varillas, la almendra molida, mezclaremos bien y enmoldadoremos en un tetrabrik de leche partido a la mitad. Dejaremos reposar dos días cubierto con papel de horno y con un peso encima. Una vez desmoldado lo espolvoreamos con azúcar y lo quemaremos con un soplete de cocina.
