En verano las ensaladas nos resultan, especialmente, atractivas porque son frescas, ligeras y fáciles de preparar. El calor hace que nuestro cuerpo demande comidas menos pesadas y con mayor contenido de agua, lo que favorece la hidratación y la sensación de ligereza. Ingredientes como el tomate, el pepino, la lechuga o la sandía aportan frescor inmediato y ayudan a reponer líquidos y minerales que se pierden con el sudor. Además, la variedad de colores, texturas y sabores que ofrecen las ensaladas las convierte en un plato apetecible y visualmente estimulante.
Otro motivo es la gran versatilidad que tienen, ya que se pueden combinar productos de temporada --verduras, frutas, legumbres, quesos o incluso pescados y carnes frías-- logrando preparaciones nutritivas y equilibradas sin necesidad de pasar mucho tiempo en la cocina. Al poder servirse frías y adaptarse a los gustos de cada persona, se convierten en la opción ideal para comidas rápidas, pícnics o cenas ligeras de verano, uniendo practicidad, salud y placer gastronómico.
Receta de la ensalada del verano
Aún queda verano, aunque sea septiembre. Por eso te presentamos la receta de la ensalada de higos, mozzarella y jamón ibérico, que no te puedes perder. Estos son los ingredientes:
- 200 gramos de higos.
- Mozzarella.
- Jamón ibérico.
- 200 gr. de tomates cherry.
- Sal.
- Pimienta.
- Aceite de oliva.
- 1 toque de vinagre.
- 1 cucharadita de miel.
- Menta fresca.
Lo primero, que haremos, será pelar los higos y los reservamos. La mozzarella la cortaremos en trocitos. En un bol pondremos los higos cortados, los tomates cherrys, la mozzarella y el jamón cortado en tiras.
Para la vinagreta, mezclaremos el aceite de oliva, la sal, la pimienta y la miel con un toque de vinagre. Mezclaremos muy bien y aliñaremos la ensalada con la misma. Terminaremos con menta fresca por encima para darle un toque fresco. ¡Y listo! Fácil, sencillo y rápido.
Ensalada de higos
El 'falso fruto'
Según la Fundación Española de Nutrición, el higo es un 'falso fruto' de la higuera perteneciente a la familia de las moráceas; en realidad se trata de una inflorescencia compuesta por numerosas flores. Tiene una textura blanda y una forma que puede ser redonda, ovalada o parecida a una pera, con una base achatada. Su piel es muy fina y puede presentar tonos que van desde el verde pálido hasta el negro o morado, según la variedad. En su interior se aprecia una pulpa de color blanquecino o rosado, dulce y repleta de diminutas semillas.
Este fruto tiene sus raíces en Oriente Próximo y probablemente comenzó a cultivarse en Arabia meridional, desde donde se extendió hacia el este y el oeste. Fue muy apreciado por antiguas civilizaciones como los fenicios y griegos, quienes contribuyeron a su difusión por todo el Mediterráneo. Se sabe que Galeno, médico y filósofo griego, lo recomendaba como alimento básico para los atletas, y fue considerado 'el alimento de los filósofos' por personalidades como Platón y Diógenes. En la Edad Media y el Renacimiento se popularizó el higo desecado, especialmente, como alimento navideño. Además, existen registros históricos de variedades europeas importadas a América a partir de 1520.
Higo
Estacionalidad y propiedades del higo
La primera cosecha del año, conocida como breva, proviene de yemas florales que no llegaron a fructificar en otoño y permanecieron latentes durante el invierno. Aparece a finales de la primavera. En cambio, los higos, propiamente dichos, se desarrollan durante el verano y el otoño.
Desde el punto de vista nutricional, el agua y los hidratos de carbono (glucosa, fructosa y sacarosa) son los principales componentes del higo fresco. De hecho, junto con frutas como el plátano, la chirimoya y las uvas, se sitúan entre las más ricas en azúcares. Aunque su contenido proteico es bajo, incluye todos los aminoácidos esenciales. También, es notable su aporte de fibra y potasio, aunque los minerales en general no alcanzan concentraciones elevadas.