
El restaurante que enamora a Ricard Ustrell, el Racó d'en Binu
El restaurante que enamora a Ricard Ustrell: rechazó una estrella Michelin y sirve platos tradicionales
El periodista estrella de TV3 y Catalunya Ràdio le dedicó un documental
Más información: El plato típico de Cataluña que no conocen en el resto de España: receta tradicional con diversas versiones
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Hay restaurantes cuya fama no ha eclosionado a nivel mediático porque sus dueños no lo han querido. Varios locales rechazan aparecer en programas del estilo Pesadilla en la cocina o Joc de cartes por su mala influencia. Pero aún son menos los que pueden afirmar que han llegado a renunciar hasta a una estrella Michelín.
Esta es la realidad de un restaurante que este mes ha cumplido 55 años de historia y que ha atraído a famosos de la talla de Marc Giró y Toni Clapés. Aunque si hay un periodista catalán que se siente terriblemente fascinado por ellos es Ricard Ustrell.
Qué restaurante es
El presentador estrella de TV3 y Catalunya Ràdio se sintió tan atrapado por esta historia que decidió hacerles un documental. Su productora, La Manchester, que ya ha hecho algunos reportajes, se acercó para grabar a sus dueños en ssu lugar de trabajo, El racó d’en Binu.
Tras este nombre se encuentra el local que, desde 1970,, regentan Francina Suriñach y Francesc Fortí. Ella atiende en sala, él se encuentra tras los fogones y juntos, desde Argentona, cuando nadie hablaba de la Guía Michelín se alzaron con dos estrellas.
Platos estrella
Su gastronomía y su servicio bien lo merecen. La carta se mantiene fiel a sus orígenes, con platos emblemáticos que reflejan la maestría de Fortí. Entre sus especialidades destacan el paté de foie-gras casero, los erizos de mar Racó d'en Binu, la lubina en papillote-sauce riche y el solomillo de ternera que lleva su nombre.
Sin embargo, son los postres los que han convertido a este restaurante en una referencia gastronómica, especialmente su suflé helado de naranja y su tarta de fruta de hojaldre, elaborada con mantequilla auténtica para garantizar una textura inigualable.
Qué ofrece
Sólo hace falta echarle un vistazo al menú y a la cata que combinan sabores refinados y técnicas tradicionales para crear una experiencia gastronómica única. Allí se encuentra el citado foie-gras junto a unas alcachofas rellenas de langostinos, la esquitxada de langostinos o los panqueques de gambas.
Y si ya se habló de la lubina y el solomillo, mencionar el filete de ternera Francesc que tiene un corte que nada tiene que envidiar a las carnes argentinas. Pero si por algo descarta su carta de carnes es por su filete Marchand du Vin, inspirado en la cocina francesa tradicional que le dio la fama y el Strogonoff, servido con una cremosa salsa.
Los postres
Las opciones de pescado y mariscos tampoco se quedan atrás. Entre las especialidades más sofisticadas se encuentran las quenelles de bogavante al champán, el gratinado de langosta con múrgulas o la la hoja de turbot Ona d’Argent. Sin olvidar, la suprema de rodaballo Massé
El final del menú está marcado por la maestría en la repostería de la casa. El soufflé helado de naranja glacé, cuya receta sigue siendo un secreto bien guardado, ofrece una textura y un sabor inigualables. Para quienes prefieran un toque más clásico, el pastel de fruta de la casa se presenta como una opción ligera y deliciosa, perfecta para cerrar la comida con dulzura.
El día de las estrellas
A ellos nunca les hizo falta las esferificaciones ni aplicar la última tecnología para conquistas a sus comensales. Les basta con ofrecer una comida de toda la vida. De hecho, la cocina les viene de familia.
Los antepasados de Fortí regentaban la fonda en la plaza de la Iglesia de Argentona. Pero fue con Francesc que llegaron a la excelencia. En Binu, como se le conoce, que alcanzó la distinción de dos estrellas Michelin, en una época en la que solo cinco restaurantes en toda España contaban con tal reconocimiento.
La renuncia a Michelin
Luego vinieron las exigencias. La famosa guía gastronómica quisieron imponer sus normas y, al no amoldarse a ellas, le quitaron una. Y, ante esta situación, Francesc Fortí decidió renunciar a la otra.
Él decidió centrarse en la esencia de la cocina tradicional, un gesto que, junto con un problema familiar que recoge el documental de Ustrell, marcó el declive y posterior resurgimiento del establecimiento, coincidiendo con su 50 aniversario en 2020.

Cocina del Binu
Los años oscuros
Desde entonces, la luz ha empezado a volver al local. Se acabaron los días en que los salones estaban vacíos y en que la familia sólo se dedicaba a hacer comida a domicilio. Francesc vuelve a acoger a todo aquel que quiera disfrutar de su rincón.
El restaurante todavía conserva la esencia de sus primeros días, con una decoración diseñada por Antoni de Moragas que evoca el confort de un comedor hogareño. Las mesas redondas con manteles blancos, las sillas de madera con almohadas rojas y la chimenea central conforman un ambiente acogedor y clásico.
El resurgir
Todo parece salido de otra época, sí. Un tiempo en que la comida al estilo francés era sinónimo de sofisticación. Un momento en que lo que se veía por la tele importaba menos que el sabor en el paladar. En definitiva, unos años en que la comida y el servicio eran los protagonistas.
Por suerte, tras esos años oscuros, En Binu ha vuelto a renacer de sus cenizas. Ustrell les hizo este documental que llegó a ser reconocido en el Festival de Málaga y los ojos volvieron a mirar a Argentona. Y así han llegado a sus 55 años, un aniversario al que asistieron sus comensales más queridos y los que nunca dejaron de creer en la comida de la familia Fortí.
Cómo llegar
El Racó d'en Binu se encuentra en el centro de Argentona y está a tan solo media hora en coche, siempre que las condiciones del tráfico lo permitan. Desde la capital catalana se debe coger la C-32 en dirección Mataró y salir por la salida 99 hacia Argentona. Desde allí, se sigue por la BV-5106 hasta el centro del municipio, donde se encuentra el establecimiento restaurante.
Otra opción es utilizar la C-60, que conecta directamente con Argentona desde la AP-7 y la C-32. Esta alternativa no hace el camino más largo, se tarda igualmente 30 minutos.