Los restaurantes de carretera siempre han tenido una fama horrenda. Parece que es simple comida para salir del paso en medio de un viaje. Un lugar al que uno acude a la desesperada cuando la barriga empieza a rugir antes de llegar al destino y, en ese momento, cualquier cosa va bien.

Puede ser que eso sea así en algunos casos. Es más, normalmente, uno para en medio del viaje por dos razones: repostar y necesidades fisiológicas. Esta última lleva implícito comer. ¿Pero todo vale?

El fenómeno de los restaurantes de carretera

No a todo el mundo le basta con cualquier cosa. Comer sano es más que necesario y eso no se puede hacer en cualquier área de servicio y bar de carretera. La pregunta para muchos es ¿pero existen algunos buenos?

Esta pregunta suele tener una respuesta rápida: “si ves muchos camiones aparcados, se come bien”. Al menos, ese siempre fue el dicho. Luego comenzaron a aparecer las guías Repsol, Campsa y Michelin, pero ahora sólo eligen los restaurantes de alta cocina. Tal vez por eso, cada vez son más los bares de carretera que se ponen las pilas tras los fogones.

Sala de un restaurante HOTEL RESTAURANTE BON RETORN

Un punto de referencia en la Costa Brava

Uno de estos locales de carretera que se esfuerza cada día más en ofrecer buena comida y de calidad a sus comensales es el Bon Retorn. Si uno se acerca a él verá que no es lo que uno espera de un restaurante de carretera.

Para empezar, no es una nave industrial. Tampoco tiene forma de casa de campo estadounidense, ni masía ni casa rural. Y es que en realidad está dentro de un hotel de carretera, que tampoco es uno cualquiera.

Hotel-restaurante

El restaurante Bon Retorn está dentro de un hotel homónimo. Se trata de un alojamiento de tres estrellas, con piscina incluida que se haya cerca de Figueres, la ciudad de Dalí. Allí ofrecen menús de alta calidad a precios razonables y que se alejan mucho de la idea de restaurante de carretera.

Una buena prueba de ello es que aparece en la prestigiosa guía Macarfi con una valoración cercana al notable. Asimismo, la publicación del Empordà lo describe como “es un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad, que buscan un lugar donde relajarse y disfrutar de una estancia confortable en un entorno rural con todas las comodidades modernas”.

Qué comer

Lo cierto es que poco tiene de rural. Sí está completamente conectado con el entorno natural del Empordà, que dista mucho del ajetreo urbano. De la ciudad extrae la cocina de mercado clásico que le ha hecho llegar dónde está.

En la carta se encuentran platos como una dorada a la sal, una buena paella, un suculento entrecot o un apetitoso cerdo ibérico. Sin faltar nunca una “arrós amb espardenyes”, unas croquetas de rape y gambas o un mi-cuit de foie gras. Todo por un precio medio que ronda los 40 euros.

Plato del restaurante Bon Retorn

Aunque si uno lo prefiere puede optar por los menús que ajustan más los precios. Los hay para todos los gustos y bolsillos, desde el menú diario a 32 euros al menú degustación de 65€. Y en medio, un menú  gourmand de 48 euros que incluye desde una vichyssoise tradicional a platos más elaborados como el rabo de toro con parmentier de patata y trufa.

En definitiva, y tal como apunta la Guía Macarfi el Bon Retorn “ofrece cocina mediterránea preparada con producto de temporada”, un detalle que muchos aprecian ya que hace que la carta varíe a lo largo del año. Todo ello aderezado con una buena presentación y un excelente servicio, que tiene una gran puntuación en esta publicación especializada. 

Dónde está

Pocos piensan que un restaurante de carretera pueda dar para tanto, pero lo cierto es que este local situado en las afueras de Figueres, se ha convertido un punto de encuentro de los habitantes de la zona y del Alt Empordà, así como de viajeros de paso que circulan de camino a la Costa Brava

El restaurante se encuentra en el número 36 de la Avenida de Barcelona de Figueres. Para llegar allí, sólo hace falta seguir las indicaciones de la autopista AP-7 hasta Figueres. Casi al entrar ya se da con el restaurante. Llegar hasta allí desde Barcelona no alcanza las dos horas.