María Corina Machado, líder de la oposición venezolana y coordinadora nacional del movimiento Vente Venezuela

María Corina Machado, líder de la oposición venezolana y coordinadora nacional del movimiento Vente Venezuela Europa Press / Jimmy Villalta / Zuma Press Caracas

Examen a los protagonistas

María Corina Machado

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Finalmente, el premio Nobel de la Paz 2025 no ha ido a parar a manos de Donald Trump, pese a su iniciativa para acabar, me temo que momentáneamente, con la guerra entre Israel y Palestina. Tampoco parece haber colado lo de los siete conflictos internacionales con los que asegura haber terminado, aunque nadie sepa muy bien a qué conflictos se refiere. Puestos a jorobarle de verdad, tal vez habría sido mejor premiar a Greta Thunberg, aunque tampoco es necesario sobreactuar.

El premio para María Corina Machado (Caracas, 1967) también ha acabado con las ilusiones de Pedro Sánchez, que aún tenían menos fundamento que las del Donald. Y ha servido para que los de Podemos se retraten una vez más a través de los tuits mezquinos de Pablo Iglesias y Ione Belarra, a los que no les ha sentado nada bien el galardón, convencidos como están de que Chávez y Maduro son dos demócratas de postín que solo han querido lo mejor para su pueblo. Iglesias ha ironizado con esa gracia que Dios le ha dado, insinuando que, puestos a premiar a golpistas, la academia noruega podría haber otorgado su premio a Adolf Hitler, a título póstumo. Pero qué gracia tiene el jodío

Según la Teoría Iglesias, la señora Machado lleva 20 años organizando golpes de estado en Venezuela para derrocar a sus brillantes y humanitarios gobiernos. Otros creemos, como la academia noruega, que María Corina está combatiendo como buenamente puede la dictadura infame de Nicolás Maduro, que tanto le gusta a Juan Carlos Monedero, que fue visto balando y cantando de alegría en el escenario durante un mitin de su ídolo, el hombre que ha puesto en fuga a miles de compatriotas que se niegan a entender lo bien que funciona el comunismo caribeño.

María Corina Machado es ingeniera industrial. Nicolás Maduro fue autobusero en Caracas antes de convertirse en el Pelota Primero de Hugo Chávez para ir escalando en el partido hasta llegar a sucesor del caudillo providencial. No quiero ser clasista, pero no es lo mismo haber ido a la universidad que haberte recorrido tu ciudad durante años al volante del autobús, por muy necesaria que sea tu ocupación.

Maduro lleva años haciéndole la vida imposible a su principal opositora política. María Corina ha sido echada de la Asamblea Nacional con excusas peregrinas, ha sido detenida brevemente por el régimen para que viera que la cosa iba en serio, se ha visto obligada a cambiar de casa varias veces por si venían a detenerla, ha sido amenazada… Y, pese a eso, sigue en la brecha, al frente de la oposición al chavismo. Confío que el Nobel de la Paz sirva para que Maduro se lo piense dos veces antes de detenerla o, simplemente, desaparecerla. Si sigue haciéndole la puñeta, lo único que conseguirá es que Trump tenga una excusa más para desintegrarlo, que ganas no le faltan, como demuestran sus recientes ataques a lanchas cargadas, teóricamente, de narcotraficantes venezolanos.

Yo, la verdad, ya me doy por satisfecho con el berrinche de Pablo Iglesias.