Ramón Lamiel, director del Servei Català de Trànsit Europa Press
El primer fin de semana de octubre se saldó con tres víctimas mortales en las carreteras de Cataluña. El accidente más reciente ocurrió la madrugada de este domingo en la carretera L-313, a la altura de Oliola (Lleida), donde el conductor de un turismo perdió la vida en un choque frontal que dejó además tres personas heridas.
Con esta nueva víctima, el balance provisional de fallecidos en vías interurbanas de Cataluña asciende a 117 en lo que va de año, según el Servei Català de Trànsit.
El viernes por la tarde se produjo otro siniestro mortal en la N-340, a la altura de la Riera de Gaià (Tarragona), en un choque múltiple entre dos turismos y una furgoneta.
En el accidente falleció una mujer de 72 años, conductora de uno de los vehículos implicados. Horas más tarde, antes de las 23.30 horas del mismo día, otro accidente en la B-492 en la Roca del Vallès (Barcelona), terminó con la vida de un motorista de 34 años tras colisionar con dos coches.
Ante el repunte de la siniestralidad, Trànsit --dirigido por Ramon Lamiel-- ha intensificado las medidas de control y prevención, poniendo especial atención en dos colectivos: los jóvenes y los motoristas. Además, se han instalado nuevos radares en puntos estratégicos de la red viaria, sobre todo en la provincia de Lleida, una de las zonas con mayor número de accidentes mortales.
Sin embargo, pese a las actuaciones en marcha, las cifras siguen siendo preocupantes y reflejan una tendencia al alza en la mortalidad vial durante 2025.