Javier Tebas, presidente de la Liga, en una asamblea general de la patronal EFE
La nueva temporada de la Liga puede empezar como acabó la última: con una huelga de trabajadores. La patronal de fútbol que preside Javier Tebas (Costa Rica, 1962) juega al gato y al ratón con los trabajadores de Mediapro, a los que esconden la identidad de la empresa que se hará cargo de algunos contenidos de la primera y segunda división españolas. Ello, para evitar una subrogación que sí ha debido asumir la nueva productora de los partidos, HBS, según afean los empleados.
El contrato con el gigante audiovisual catalán caducó el 1 de julio y, desde entonces, 192 trabajadores se temen que su ERTE se acabe convirtiendo en un despido colectivo definitivo. La situación ya es de difícil manejo; tanto es así que los CCOO, UGT y CNT hablan abiertamente de una nueva convocatoria de protestas en el seno de la compañía suiza: podrían llamar a los 400 trabajadores subrogados de los lotes 1, 2 y 3 a movilizarse por aquellos que ven peligrar sus puestos, del quinto paquete.
Una opacidad reprochable a la que se le suman las sospechas de que los clientes vean mermada la calidad de los productos que dependen de dicho lote. Los clubes ya preguntan a Mediapro por los rodajes de pretemporada, desconocedores del conflicto y del fin de la relación contractual entre las partes. Asimismo, el canal internacional, que debería emitir partidos y resúmenes en el Reino Unido, se acerca a las dos semanas de interrupción.
Las polémicas se le acumulan a Tebas, que haría bien en poner orden, garantizando el respeto a los derechos laborales y de los consumidores de la que asegura que es la mejor liga del mundo.
