Montserrat Pascual, firmando un convenio con Manel del Castillo, de Sant Joan de Déi
La presidenta de la Fundació Vila Casas, Montserrat Pascual, tiene el dudoso honor de haber conducido a la entidad filantrópica a una crisis sin precedentes. La viuda del empresario y mecenas Antoni Vila Casas ha protagonizado un auténtico golpe de estado en la plataforma de apoyo al arte contemporáneo.
Ha tolerado y auspiciado que el patronato lo colonizara su propia pareja y su primo político, y ha prescindido del financiero. Hay otros trabajadores de la Vila Casas de baja médica por estas cuitas internas.
En la situación actual, solo queda un patrono de los antiguos de la Vila Casas: Miquel Vilardell, expresidente del Colegio de Médicos de Barcelona. Y es que antes de esta última salida, abandonaron el prestigioso brazo solidario el expresident Artur Mas, el financiero Antonio Sagnier y el crítico Daniel Giralt-Miracle.
Negro sobre blanco, son dos crisis colosales menos de dos años después de que falleciera Vila Casas. Lo que dice más bien poco de la gestión que han hecho Pasqual y su hija, Montserrat Viladomiu.
Es evidente que Cataluña necesita a la Fundación Vila Casas. Desempeña una labor inigualable en la promoción de la creación contemporánea autóctona, y lo hace por medio de una pequeña pero muy cualitativa red museística.
Las peleas internas embarran ese trabajo. Y por ahora, y desde la triste desaparición del empresario que le dio el nombre y los fondos, es lo que ha prevalecido.
