Miguel Tey
Hay trayectorias que se apagan con dignidad, y otras que se estrellan contra el barro. Y la de Miguel Tey es una de ellas. Quien un día fue referente en el mundo del motociclismo ha cruzado todas las líneas rojas para convertirse en un delincuente chapucero, conocido en Cataluña y Andorra por sus métodos poco ortodoxos a la hora de perseguir deudores.
Tal y como reveló este medio, Tey es protagonista de una historia sórdida de persecuciones, chantajes y violencia; líder de una red criminal de manual barato, que se amparaba en la fuerza bruta y el miedo como forma de recuperar dinero perdido para terceros. Ya ni siquiera para él mismo.
Así, lejos de recurrir a la ley, Tey optó por la vía del matón de extrarradio: llamadas amenazantes, vídeos con imágenes violentas, entrega forzosa de vehículos de lujo y, en el punto más extremo, la emboscada a la exmujer de una de sus víctimas. ¿Dónde han quedado esos días en los que representaba el valor, la disciplina o el esfuerzo en el mundo del motociclismo?
De entre todos los caminos que seguro que pudo elegir el excampeón, Tey apostó por el que generaba más adrenalina, pero también más miseria moral y ruina personal. Una carrera sin retorno.
Y al final, como siempre ocurre, aquellos que creen que están por encima de la ley deben saber que tarde o temprano ésta les alcanza. Este criminal chapucero es un ejemplo de ello.
