Pere Vicent Balfegó (c); Manel Balfegó y la esposa del primero
La atunera tarraconense Balfegó ha invertido 35 millones de euros en una nueva planta para procesar atún rojo en L'Ametlla (Tarragona). Una inversión récord, que debe celebrarse por su implicación con el territorio, pero que deja algunas dudas.
Este nuevo espacio de 12.000 metros cuadrados sustituye al anterior, que sufrió un incendio en 2018, cuando las llamas arrasaron la fábrica del grupo y descabalgaron su distribución durante no pocos meses.
Aunque la apertura es loable, llega después de un traspié de la familia con el único hotel en el que participaban a título individual, y que ha tenido que ser rescatado por un opaco empresario pakistaní.
Ese lance se cerró con resistencias informativas por parte de la familia, y ya hay víctimas muy claras: los trabajadores del alojamiento, ahora sumidos en la incertidumbre.
Balfegó debería mejorar en transparencia; y, así, las noticias positivas serían aplaudidas con más ahínco por otros empresarios y la ciudadanía.
