
Imagen conjunta de Alejandro Fernández y Alberto Nuñez Feijóo
El Partido Popular no se distingue especialmente por elegir bien a sus líderes. Cuando parecía que era imposible superar la vagancia y la pachorra de Mariano Rajoy, se sacaron de la manga a Alberto Núñez Feijóo, aún más pusilánime, aburrido e inútil.
Puede que el último líder con fundamento y con aroma a caudillo fuese José María Aznar, un sujeto francamente irritante, pero que concitaba el entusiasmo de sus seguidores, tal vez porque les recordaba al general Franco. A mí me sacaba de quicio con su manera de ir por el mundo, pero le reconozco un cierto carisma y comprendo que entre una buena parte de los suyos gozase de buena fama.
Lo de Rajoy nunca lo entendí. Era como si le diera pereza gobernar. Y lo de Feijóo…Puede que lo hiciera bien en Galicia, no lo sé, pero como líder nacional es un desastre y ha dejado la figura de la oposición bajo mínimos cuando más falta hace, en plena expansión del sanchismo.
No ha sido capaz ni de deshacerse de Carlos Mazón, el catastrófico presidente de Valencia que se tiró cuatro horas comiendo con una mujer a la que quería poner al frente de la televisión autonómica mientras se le inundaba el país (valenciano).
Intuyo que Alejandro Fernández (Tarragona, 1976), mandamás del PP en Cataluña, no tiene una opinión mejor del presunto jefe de la oposición. Nunca se han llevado muy bien y Feijoo intentó deshacerse de él en unas recientes elecciones autonómicas (al final plegó velas, pero la cosa ya había cantado la Traviata).
En su nuevo libro, A calzón quitado, Fernández ha prescindido de cualquier precaución para contar la opinión que le merece el PP nacional en su trato con el PP catalán. Ha dicho que el primero es una máquina de triturar al segundo, demostrando (yo diría que por experiencia propia) el mal ambiente que se respira en el PP catalán por culpa del trato que recibe del español.
Vista la cosa desde fuera, somos bastantes los que pensamos que Fernández está infrautilizado (por no decir ninguneado o, directamente, basureado). Ciertamente, es el anti Feijóo: dice siempre lo que piensa, es vehemente en sus afirmaciones, tiene una idea clara para Cataluña (¿La tiene su jefe sobre España?), es un excelente orador parlamentario y, aunque sea de derechas, no difiere mucho del socialdemócrata medio de antes de la administración Sánchez.
Me parece, claramente, un tipo a promocionar y alguien que podría dirigir el PP nacional con mayor brío, interés y capacidad de seducción que el aburrido Feijoo, alguien incapaz de entusiasmar a nadie.
¿Será esa posibilidad la que lleva al actual jefazo del PP a tratar a Fernández como lo trata? ¿Le revienta que sea todo lo que él no es? El libro de nuestro hombre no va sobre sus diferencias con Feijóo y traza una cronología de injerencias españolas en el PP catalán, explicando el trato recibido por personajes como Alejo Vidal Quadras (ejecutado vilmente por Aznar para satisfacer a Pujol) o Josep Piqué (¿demasiado socialdemócrata?).
Según Alejandro, el PP español lleva años poniendo palos en las ruedas del PP catalán, y yo no puedo estar más de acuerdo. Y si sigue eligiendo esos líderes le auguro una larga estancia en la oposición, pese a lo hartos que estamos muchos del actual autócrata de la Moncloa.