
El exconseller de Interior de la Generalitat de Catalunya Miquel Buch, en 2023 EUROPA PRESS
Miquel Buch continúa protagonizando situaciones esperpénticas años después de su salida de la Generalitat. Célebre por sus salidas de tono en su etapa como conseller de Interior de Quim Torra, ahora se ha sumado a las campañas de acoso y delación lingüística contra empresas y trabajadores de Cataluña que utilizan el castellano.
Buch difundió ayer un vídeo en sus redes sociales en el cual señalaba a un restaurante de la zona alta de Barcelona y sus camareros por, según él, no haberle atendido en catalán. El ex alto cargo de la Generalitat acusó a los trabajadores dicho establecimiento de haberle anulado su reserva de mesa tras negarse él a cambiar de idioma al castellano. Una versión que desde el restaurante niegan con rotundidad.
Preguntados al respecto, desde dicho local desmienten a Buch. Explican que este dirigente político solicitó la carta de reclamaciones después de que se le pidiera que esperase un momento para tener su mesa lista. Y niegan de forma tajante que su pataleta tuviera "nada que ver" con cuestiones lingüísticas, dado que, además, todos sus trabajadores saben catalán.
El incidente, en cualquier caso, refleja una vez más el acoso y señalamiento lingüístico al que determinados partidos, políticos y entidades ultranacionalistas subvencionadas por la Generalitat y ayuntamientos afines someten, desde hace años, a una parte de ciudadanía de Cataluña. Unas campañas de hostilidad contra el castellano de las que ya han sido víctimas enfermeras, médicos, profesores, camareros y todo tipo de trabajadores y empresas, tanto del ámbito público como del privado. Y que se han acentuado con creces desde el fracasado golpe secesionista de 2017. Eso sí que debería ser motivo de denuncia.