
Alfredo Clúa, alcalde de Cambrils
La política municipal es un equilibrio frágil, y Alfredo Clúa ha sido su última víctima. El socialista gobernaba el Ayuntamiento de Cambrils con una amplia coalición que incluía a ERC, Junts y En Comú Podem, un equipo heterogéneo pero suficiente para garantizar la estabilidad en el consistorio.
Sin embargo, la decisión de Clúa de expulsar al concejal de Junts Enric Daza ha desencadenado su caída.
La expulsión de Daza no fue gratuita ni caprichosa. Clúa justificó su decisión alegando "deslealtad" y un comportamiento conflictivo por parte del edil, quien acumulaba un historial de cambios de partido y disputas internas.
Su oposición constante a acuerdos de gobierno y sus desencuentros con compañeros y trabajadores municipales terminaron por dinamitar la confianza del alcalde socialista. Clúa optó por la coherencia política y priorizó la estabilidad interna de su equipo antes que mantener una alianza artificial con un socio problemático.
El problema es que esta decisión no ha salido gratis. La salida de Junts del gobierno dejó a Clúa en minoría. Ahora, el alcalde ha sido incapaz de aprobar los presupuestos municipales, lo que le ha llevado finalmente a dimitir.
Si bien su gesto con Daza es comprensible, Clúa debió haber asegurado antes los apoyos necesarios para sostener su gobierno.
Ahora, Cambrils se encuentra en una situación de incertidumbre, sin un alcalde claro y con una crisis política que podría haberse evitado con una mejor gestión de los tiempos y las alianzas.