Yoko Ono

Yoko Ono

Examen a los protagonistas

Yoko Ono

Publicada

La japonesa inmortal 

Yoko Ono acaba de cumplir 92 años, lo que refuerza los argumentos de quienes llevamos tiempo sospechando que esta mujer es inmortal. Cuando estuve cenando en un apartamento del Dakota en Nueva York, situado justo encima del suyo, pensaba constantemente que la tenía muy cerca (a ella y a Lauren Bacall, que se trataba con mi anfitrión).

Nada que ver con su desdichado marido, John Lennon, asesinado en 1980 por un tarado que lleva desde entonces entre rejas (ha habido conatos de excarcelación a los que Yoko siempre se ha opuesto, y lo comprendo: ¡Púdrete en la cárcel, idiota!).

Muchos fans de The Beatles no soportaban a la señora Ono, como pude comprobar hace años cuando fui al cine a ver Let it be. Me tocó al lado un sujeto que, cada vez que aparecía Yoko en la pantalla, clamaba: "Tú te cargaste a los Beatles, hijaputa".

Afortunadamente, cuando Yoko no estaba presente, se estaba callado (en la proyección de Yellow Submarine me tocó otro anormal que cantaba las canciones que sonaban como si estuviera en un karaoke), por lo que pude disfrutar prácticamente de la película entera.

Yo también le tenía manía a Yoko hasta que escuché su último disco con Lennon, Double Fantasy, publicado pocos días antes de su asesinato. Había canciones de Yoko. ¡Y eran buenas!

La cosa me sorprendió porque me temía una sucesión de ruidos infernales y me encontré con unas piezas hermosamente melódicas y cabalmente compuestas. Hasta entonces, la buena señora me caía fatal porque, como el tarado del cine, también pensaba que se había cargado a los Beatles con sus tonterías y su influencia en plan gurú sobre el pobre Lennon (lo de las fotos en la cama para pedir la paz mundial fue para matarla).

Yoko Ono (Tokio, 1933) se metió muy joven en el mundo del arte y enseguida formó parte del influyente grupo Fluxus. Fue alumna y amiga de John Cage y se especializó en performances y en fabricar una música chirriante que te ponía un poco de los nervios, por lo que me pregunto cómo llegó a fabricar las bonitas canciones de Double Fantasy.

En cualquier caso, desde que salió ese disco, he dejado de hablar mal de ella y a reconocer que, simplemente, no entiendo la mayoría de su carrera. Sigo considerándola, eso sí, una influencer algo siniestra y sobrada. El grupo que formó con Lennon tras la disolución de los Beatles, Plastic Ono Band, no me ofreció ni un momento de solaz (menos mal que Lennon no tardó mucho en emprender una carrera en solitario).

Me molestaba también su actitud de ama dominante con el pobre John, que parecía muy necesitado, sin ningún motivo, de que alguien le dijera por donde había que ir. Me pareció indignante cuando echó a su marido (el tercero tras un japonés y un norteamericano) porque dependía demasiado de ella, aunque tuvo el detalle de asignarle una amante, May Ping (también oriental) para que estuviera entretenido.

Luego lo dejó volver y Lennon regresó a su hogar como un perro perdido y por fin localizado (menos mal que contó en Los Ángeles con la compañía del gran Harry Nelson, proveedor de unas cogorzas descomunales).

Creo que no he llegado nunca a entender a Yoko Ono, si es que hay algo que entender. Tampoco entiendo por qué Lennon la encontraba tan fascinante. Yo solo veía a una japonesa tirando a feúcha y con el culo carpeta, pero allá cada cual con sus pasiones.

Una japonesa, por cierto, que pasó una temporada en una institución mental por depresión severa tras divorciarse de su primer marido y que cuando se lio con Lennon más bien parecía que lo estaba poseyendo.

Por regla general, a Yoko se le sigue teniendo mucha manía. Y yo aún se la tendría de no haber escuchado en su momento Double Fantasy. Me resulta enigmática, aunque la mayoría de sus performances las encuentre ridículas y pretenciosas. Lo que es indudable es que fue el desencadenante de la disolución de los Beatles, aunque también es verdad que había mal rollo entre sus componentes desde hacía tiempo.

Si no me equivoco, sus canciones para Double Fantasy no han tenido continuidad. Me pasé tiempo esperando un disco suyo en esa línea, pero nunca llegó. No sé muy bien a qué se dedica en los tiempos que corren, como no sea a sobrevivir.

No cuesta mucho imaginarla en su apartamento del Dakota, dando vueltas en la cabeza a lo que suela darle vueltas y viendo pasar los días y esperando el momento final, que no llega nunca.

La encuentro incomprensible y fascinante a veces (pese al ya citado culo carpeta). Un curioso personaje que no se si nadie, aparte de Lennon, ha logrado conocer realmente.