
Jéssica Albiach, en rueda de prensa, el pasado 5 de octubre EUROPA PRESS
Jéssica Albiach, presidenta del grupo parlamentario de los Comuns en el Parlamento de Cataluña, ha exigido públicamente al presidente Salvador Illa que interceda para evitar el desalojo de la Casa Orsola, un emblemático edificio modernista en el Eixample de Barcelona, que ha sido comprado por un fondo de inversión con el objetivo de transformarlo en pisos turísticos y de temporada.
Lo que es particularmente llamativo en esta cuestión es que, en lugar de asumir las responsabilidades políticas que le competen, Albiach parece obviar un hecho crucial: el papel clave que tuvo la exalcaldesa Ada Colau.
El Consistorio de Barcelona tuvo la oportunidad de adquirir la Casa Orsola por una cifra razonable: 6,5 millones de euros. Sin embargo, la oferta fue rechazada. Si Colau y su equipo hubieran tenido la visión de proteger este emblemático inmueble como un patrimonio social y no permitir que cayera en manos especulativas, hoy estaríamos hablando de una historia diferente.
Y aquí es donde Jéssica Albiach, con su intervención tardía, pierde toda coherencia. Mientras exige medidas al presidente Illa, se olvida de que, desde su propio ámbito de influencia, sus compañeros de partido tuvieron la oportunidad de evitar el conflicto actual.
La Casa Orsola es un claro ejemplo de cómo la falta de previsión, junto con la inacción política, ha agravado una situación que podría haberse evitado. Albiach, al centrarse únicamente en los efectos inmediatos, olvida que la solución real radica en una política que, en su momento, debía de anticiparse y actuar de forma responsable.