
Antonio Zaforteza, CEO de Ocibar, concesionario de Marina Botafoch de Ibiza
La gestión de Ocibar con el caso del local okupado de Marina Botafoch, en Ibiza, ha sido absolutamente impresentable. La empresa balear, reputada gestora de puertos deportivos, se ha lavado las manos en la toma a la fuerza de un local legalmente comprado por un aristócrata belga.
Asegura "ni conocer el caso", pese a que el propietario lleva siete años de batalla judicial para recuperar su posesión. Y lo más grave, sostiene que desconoce lo que ocurre, pese a que el dueño sostiene que el espacio se ha convertido en poco menos que un polo de tráfico y almacenamiento de droga, transformación de vehículos y pernoctación de personas sin papeles.
Se denuncia incluso la presencia de personas vinculadas policialmente a la Camorra italiana.
Todo ello se tendrá que probar en los tribunales, claro está. Pero por lo pronto, Ocibar ha dejado vendido a uno de sus clientes. No ha mediado, no ha intercedido ni ha tratado de que la calidad en la experiencia fuera satisfactoria.
La firma menorquina de Antonio Zaforteza se pasea por el mundo loando su propia gestión en la isla septentrional, Mallorca, Ibiza y Port Tarraco, en Tarragona. Pues bien, esa labor, encomiable sin duda, se podría complementar con cierto apoyo -diálogo, al menos- con uno de los inversores que han confiado en sus instalaciones en Ibiza.
Ocibar hace bien en aguardar las resoluciones judiciales, claro, pero durante el proceso también podría escuchar a las partes para mediar entre ellas. No lo ha hecho, y ahora una de ellas asegura que vive "atemorizada" por la actividad rayana a la criminalidad organizada que tiene lugar en su posesión okupada.
Han tenido que venir la justicia de Barcelona, el Craj del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal y la Fiscalía de delitos económicos para auxiliar al propietario. Algo que es positivo, pero no esconde que el dueño del Puerto, aunque no tenga competencias, podría haber tratado de encauzar el conflicto.