MSC Cruceros se ha situado en la diana por el impacto real que tienen sus barcos movidos por gas natural licuado (GNL). Ecologistas en Acción ha presentado una denuncia ante la Agencia Catalana de Consumo de la Generalitat por "publicidad engañosa".
Los ambientalistas alegan que MSC ha manifestado en hasta ocho ocasiones que sus naves de recreo son de "emisiones cero", habida cuenta de que están propulsadas por GNL. Ello, y que los buques disponen de motores ecológicos y tienen un buen tratamiento de aguas residuales.
Estas medidas, por bien que positivas, no son suficientes. Según la evidencia científica disponible, el GNL no garantiza emisiones cero, sino que todos los tipos de este combustible emiten metano, un "peligroso gas invernadero".
La actividad económica, sobre todo si crea puestos de trabajo, debe salvaguardarse y acompasarse con la transición hacia un modelo más sostenible. Ambas cosas deben ser bienes preciados: un tejido productivo -en este caso, turístico- rentable y de calidad que, al mismo tiempo, tienda a ser respetuoso con el entorno.
Por ello, la denuncia de los ecologistas da en el blanco. Aunque quizá un escrito de queja no es la mejor vía, sí que se impone el debate sobre cómo comunicar la verdadera huella ambiental que genera una actividad concreta.
Se sabe a ciencia cierta que la industria crucerista conlleva un uso intensivo del entorno, por lo que no tiene sentido faltar a la verdad. Siendo responsables y comunicando de forma humilde y eficaz, basta.
En este caso, no parece que MSC haya hecho ninguna de las dos cosas.