El alcalde de Girona, Lluc Salellas (CUP)

El alcalde de Girona, Lluc Salellas (CUP) EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Lluc Salellas

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Lluc Salellas, alcalde de Girona de la CUP, está en el centro de una polémica ambiental. El proyecto urbanístico en el parque Jordi Vilamitjana ha generado una fuerte oposición vecinal: 400 árboles están condenados a la tala para dar paso a 347 viviendas, de las cuales el 40% serán de protección oficial (VPO).

En un contexto en el que la falta de vivienda asequible es un problema latente, parece una decisión acertada. Sin embargo, viniendo de alguien que ha hecho del ecologismo una bandera, la medida desconcierta.

El área de Jordi Vilamitjana no es sólo un parque. Para los vecinos, es un pulmón verde, un espacio de encuentro y recreo. Además, la tala de 400 árboles contradice el discurso ecologista que tanto defiende la CUP. Aquí surge la paradoja: ¿puede un alcalde que lidera un partido crítico con el capitalismo justificar una medida que sacrifica naturaleza en nombre del ladrillo?

La decisión de Salellas refleja el lado más complejo de la política. Hay que reconocerle el esfuerzo por priorizar el derecho a la vivienda. Pero la forma de hacerlo genera dudas. ¿Se han explorado todas las alternativas? ¿Es realmente necesario destruir un parque?

Salellas ha acertado al dar respuesta a un problema estructural, pero el coste ambiental y social de su propuesta hace que la decisión pierda brillo. Gobernar es complicado, sí. Pero también lo es mantener una cierta coherencia con el discurso. Y esto, en política, es una moneda de oro.