Joan Guàrdia, rector de la Universidad de Barcelona (UB)
La Universidad de Barcelona (UB) se ha pasado de guardiana de las esencias y ha anunciado que abandonará X. El centro de enseñanza superior sigue así la estela de determinados círculos progresistas y deja la red social antes conocida como Twitter.
La UB corta un canal de difusión y comunicación con los estudiantes y el resto de la sociedad, con las consecuencias que ello acarrea. Es cierto que la UB mantiene otros canales abiertos, pero este cuenta con muchos usuarios y unas características diferenciales.
Con todo, lo peor es que la mejor universidad catalana -según algunos ránkings- tome de nuevo una decisión arbitraria de carácter puramente político. Algo que ya ocurrió en el pasado, con sus posicionamientos favorables a los dirigentes del procés independentista en Cataluña.
Así, por ejemplo, cabe recordar que, en 2020, la justicia condenó la falta de neutralidad institucional de la UB por haber impulsado un manifiesto de rechazo a la sentencia del Tribunal Supremo a los autores del golpe secesionista de 2017. Una sentencia que le advertía de que una institución pública "no puede asumir como propia una posición política determinada".
Ahora, la UB parece alinearse junto a determinados referentes del progresismo al irse de X, en vez de permanecer ajena a las cuitas políticas. Su decisión puede no representar ni a todos los estudiantes ni al cuerpo docente y administrativo y de servicios. Por ello, porque es de parte, dejar X es un movimiento erróneo del equipo de Joan Guàrdia.
