Maurici Lucena, presidente de Aena, en una comparecencia pública
El presidente y consejero delegado de Aena, Maurici Lucena, ha conducido la recuperación del gestor aeroportuario desde el trompazo de la pandemia del coronavirus en 2020. En cuatro años, el grupo semipúblico ha logrado anotarse cifras de récord; eso sí, aupada por el auge del turismo en España.
Pero en esta clave positiva y de franca expansión, la cotizada debería de esmerarse para que la riqueza que crea llegue hasta toda la cadena de valor. Un ejemplo es el servicio sanitario de los 17 principales aeropuertos españoles, para los que Aena ha publicado la licitación recientemente.
No ha sido bien recibida. El sector sanitario desconfía de un concurso público que "apenas ni cubre el convenio laboral aplicable". Menos aún contempla el margen operativo que necesitan las empresas para sobrevivir.
Esta situación ha provocado malestar en la industria, hasta el punto de que los grandes operadores sopesan dar un plantón al licitante.
Ante ello, se impone que la enseña enmiende el procedimiento de adjudicación. Porque en el mejor de los casos, se juega el desinterés de parte de la industria. En el peor, una batalla de recursos y contrarrecursos de difícil solución.
Todo ello debería tenerlo en cuenta el presidente y CEO en su carpeta de posibles riesgos, porque el enfado es tangible y palpable.
