Joan Laporta Estruch (Barcelona, 1962) vive uno de sus momentos más complicados como presidente del Barça (y ha pasado por unos cuantos). Por primera vez, la oposición al completo se ha unido para fiscalizar las cuentas de su gestión. Pero los problemas de Jan no terminan ahí.
Por si fuera poco, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) ha multado al club con 500.000 euros (y las arcas no están para despilfarros) por incumplir el llamado fair play financiero con las famosas palancas, esos ingresos de dinero que Laporta se ha inventado para mantener el Barça a flote ante los serios problemas económicos que arrastra.
En su línea de presdigitador, Laporta hizo trampas con unos ingresos. Computó como "otros ingresos de explotación" la venta de parte de los derechos de la Liga a Sixth Street, un movimiento que le permitió incrementar el coste de la plantilla en 267 millones. Sin embargo, hubo de anotarlos como "beneficios por la enajenación de activos intangibles".
Laporta jamás reconoció esos hechos y ha batallado con la UEFA hasta el final. Si hubiera admitido la trampa, el castigo hubiera sido solo de 80.000 euros. Pero parece que al presidente azulgrana le gusta siempre coquetear con la polémica. En todos los ámbitos de su vida personal y profesional.