La secretaria general de ERC, Marta Rovira, ofrece una conferencia para hacer balance de su mandato de más de trece años al frente de la dirección del partido.
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Marta Rovira anunció ayer su inminente marcha como secretaria general de ERC con los modos y el talante divisivo que tanto la han caracterizado a lo largo de su mandato. A ella, a su partido y al movimiento independentista en general.
La dirigente secesionista dejará el cargo después de 13 años. Algo que hace entre críticas al procés -al cual contribuyó a cebar como pocos- y a sus antaño compañeros de fatigas Oriol Junqueras y aliados de Junts pel Sí. A todos ellos les acusa de lo que ocurrió "después del referéndum" cuando, según ella, "comenzó la deriva" del independentismo.
"Siete años después, me pregunto si no tener ningún acuerdo para el 2 de octubre de 2017 era un reflejo de la falta de compromiso y credibilidad política que algunos le daban al 1-O", ha dicho la dirigente republicana, una de las impulsoras del referéndum ilegal ultranacionalista.
Tampoco deja de sorprender que, casi una década después, Rovira cuestione ahora la alianza que ERC emprendió con la antigua Convergència, cuando ella misma ya era una de las máximas dirigentes del partido.
Rovira, al menos, acierta en una cosa: en darse cuenta de que, a nivel internacional, "Cataluña y su ambición de independencia" no le interesan a prácticamente nadie. "Hay muchos otros conflictos con muchas víctimas, con la paz comprometida, y nosotros con la carpeta de Cataluña en el mundo", dijo, en tono autocrítico. Ha tardado en darse cuenta de algo que millones de catalanes han visto desde el principio, pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Otro punto a favor de Rovira es su decisión de marcharse. La política catalana lo agradecerá. Ojalá otros siguieran su ejemplo en este sentido.