Ada Colau
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La mala gestión y la falta de coherencia fueron dos de los rasgos distintivos del mandato de Ada Colau y de los comuns al frente del Ayuntamiento de Barcelona. Dos cualidades que, a tenor de lo visto, continúan caracterizando a la ya exalcaldesa, que tras haber aprobado desde el poder la organización de la Copa América de Vela en la ciudad, ahora se muestra como una de sus más acérrimas detractoras.
"Creo que es mejor reconocer el error y explicar abiertamente la situación", se quejaba ayer Colau en su perfil de Instagram -evitando, de paso, rendir cuentas con ello ante los medios de comunicación-. Un amago de autocrítica que, vista su argumentación, no es tal, sino lo contrario: echar balones fuera.
"Lo que se ve es apatía y molestias para la ciudadanía, elitización de la ciudad, gastos disparados e incluso sospechas de fraude apuntadas por varias investigaciones periodísticas", lamentó la líder de los comuns, vertiendo la sombra de la sospecha sobre la competición, al tiempo que exige al actual alcalde Jaume Collboni que realice una auditoría externa sobre la misma.
Colau carece de credibilidad en sus quejas y lamentos. Según dice ahora, su gobierno tendría que haber "investigado" más sobre los precedentes de la Copa América en otras ciudades, especificado mejor las cláusulas del acuerdo, y verificado los informes del "supuesto" retorno positivo para la ciudad. Todo lo cual no hace más que poner en evidencia la falta de diligencia y la dejadez del consistorio que gobernó.