María Jesús Montero

La dirigente socialista logró esquivar la rendición de cuentas en el Congreso gracias a la mayoría que suman los dos partidos de la coalición de Gobierno (PSOE y Sumar) y sus aliados secesionistas. Pero no se ha podido librar en el caso del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta y la ha convocado para que, de una vez, aclare en qué consistirá el concierto económico catalán.

Ya va siendo hora de que Montero desgrane todos los detalles de un asunto tan delicado, del cual apenas se sabe nada -más allá de las inquietantes vaguedades genéricas reflejadas en el escrito firmado por PSC y ERC-, y sobre el cual el Gobierno continúa, a día de hoy, poniéndose de perfil. Las dudas que genera son muchas, y muy razonables. Por ejemplo, ¿representará la salida de Cataluña del régimen fiscal común, como asegura ERC?; ¿cómo afectará o perjudicará al resto de autonomías?; ¿cómo se establecerá la supuesta "cuota de solidaridad" cuando Cataluña recaude el 100% de los impuestos de la región?, entre muchas otras.

Lamentablemente, Montero no ha dado respuesta todavía a preguntas como estas, más allá de proferir sus habituales soflamas partidistas y de criticar a la oposición, como si los responsables de la situación fueran ellos. La hora de los juegos de equilibrios para no descontentar a sus socios de ERC y Junts ha terminado. El miércoles, en el Senado, la dirigente socialista deberá dejar claro cuál es su futuro modelo de financiación autonómica. Está por ver que lo haga.