Josep Rull
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A Josep Rull no le han servido para nada los cuatro años que estuvo en la cárcel por su participación en el referéndum ilegal del 1-O en su etapa como conseller de Territorio. No solo no ha pedido perdón por los hechos de 2017, sino que ha vuelto a asegurar que está dispuesto a asumir los riesgos y las consecuencias por proteger a Carles Puigdemont.
El exconsejero ha tirado de su cargo como presidente del Parlament y ha retado a la policía a entrar a la institución para detener al candidato de Junts. "Me tendrán que detener a mí primero", ha manifestado un Rull con unas formas chulescas más propias de la CUP.
Con sus palabras, Rull ha demostrado ser un soldado de Puigdemont. No es para menos, pues cabe recordar que es al fugado a quien debe darle las gracias por haberse convertido en la segunda autoridad de Cataluña. O lo que es lo mismo: percibir un sueldo de más de 143.000 euros anuales.
Pero el neoconvergente debería preguntarse si merece la pena inmolarse por una persona que le ha colocado en ese puesto para utilizarle con tal de que siga alimentando su gran mentira: que volverá para ser investido pese a no tener los números.