Pedro Sánchez
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El presidente del Gobierno calibró perfectamente que el debate político de la ley de amnistía no le pasaría factura en las urnas. Los socialistas superaron la confrontación que generó la tramitación de la normativa en las Cortes con nota. Es más, el PSC de Salvador Illa se ha impuesto con contundencia en todas las elecciones que se han celebrado desde entonces. Y el mensaje que han mandado las urnas está claro, la mayoría independentista no suma y Cataluña ha dado un giro conservador en consonancia con los movimientos globales.
Con todo, Sánchez falló en calibrar el malestar que se generaría en Cataluña (por no decir en el resto de España) al publicarse las primeras resoluciones que amnistían a los condenados por hechos relacionados con el procés, sea de forma más directa o tangencial.
Una cosa es que la medida de gracia beneficie a Miquel Buch, un político de carrera convergente que acató la orden de su jefe, Carles Puigdemont, y contrató como asesor en la Consejería del Interior a un Mosso d’Esquadra que ejercía de guardaespaldas del fugado en el extranjero. Genera más o menos simpatías, pero el rechazo no es tan frontal como ocurre con otros amnistiados como el propio agente que participó en este trapicheo, a quien Puigdemont describía como un "buen patriota" o los jóvenes radicales que está probado que generaron altercados, desórdenes públicos y en ocasiones incluso atentados contra las autoridades durante las efemérides del procés en los años más calientes en Barcelona.
Durante sus juicios quedó probado que los jóvenes condenados lanzaron piedras y otros "objetos peligrosos" contra un furgón policial y alcanzaron un helicóptero de Mossos d’Esquadra con pirotecnia, entre otras lindezas. Sus delitos eran amnistiables con la ley en la mano y la sala de apelaciones del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) sólo la ha podido aplicar, como tiene que ser; pero obviar la profunda incomodidad que eso genera en buena parte de la ciudadanía catalana sería un error mayúsculo que ni Pedro Sánchez ni los socialistas deberían obviar.