Carme Forcadell
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El batacazo electoral de los partidos secesionistas en las elecciones catalanas no ha sido obstáculo para que algunos de sus protagonistas se dediquen a celebrar desgracias ajenas. Así lo ha hecho Carme Forcadell que, a pesar de sus pocos -por no decir nulos- motivos para alegrarse después de que su partido, ERC, perdiera 13 escaños, se regocija de que Ciutadans (Cs) no haya obtenido representación.
La expresidenta del Parlament ha criticado a la formación constitucionalista por, según sus palabras, querer "borrar el catalán". Una acusación, por otra parte, falsa, dado que a diferencia de ella misma y de los mandatarios de la Generalitat de Cataluña, Cs sí defiende el bilingüismo y que se respete y traten por igual las dos lenguas oficiales de Cataluña.
Con su último exabrupto, Forcadell -indultada tras haber sido condenada por el golpe secesionista de 2017- evidencia de nuevo el carácter identitario y excluyente del ultranacionalismo gobernante en la autonomía. Algo que, en su caso, ya ha ocurrido en otras ocasiones como cuando, siendo presidenta de la ANC, declaró en un discurso que PP y Cs no forman parte de lo que considera "pueblo catalán". Eso lo dijo en 2014. Una década después, no parece que su forma de pensar haya cambiado gran cosa.