Alejo de Olano
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La empresa HolaCamp quiere hacerse un hueco en la industria vacacional catalana con glampings y espacios de acampada de elevado nivel. Ello es absolutamente razonable, y la firma tiene todo el derecho del mundo a intentarlo.
Pero la gestión que ha hecho hasta ahora de su portafolio en construcción es más que mejorable. Ha obligado a vaciar un cámping familiar en Coma-ruga (Tarragona), algo legítimo si se dieran las condiciones y ayudas necesarias.
Los campistas, de extracción familiar, aseguran que no ha sido así. Que se les ha dado un ultimátum, sin apoyo, y con la amenaza de destrucción de sus bungalows y mobile homes.
Por bien que el producto final de HolaCamp sea cuidado y aporte valor, la firma debe tener cuidado a la hora de implantarlo. Las actitudes despóticas mostradas hasta ahora afectan reputacionalmente a su marca, que además es joven.