Samuel Reyes
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Tarde y de aquella manera. La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) ha aprobado las subvenciones en valor de 129 millones de euros destinados a 707 municipios para que sus administraciones acometan actuaciones de mejora y renovación en sus redes de suministro.
La empresa pública presidida por el cuestionado Samuel Reyes anunció el programa en junio del año pasado. Si cada gota cuenta, cada día de tardanza, también. Diez meses han pasado desde entonces, mientras la sequía se volvía cada vez acusada y las autoridades culpaban a la ciudadanía de que la situación solo hiciera que agravarse, con mensajes infantiloides.
Pero lo cierto es que es la propia ACA la que ha conducido a las actuales deficiencias de la red, que provoca un importante despilfarro de recursos hídricos a lo largo y ancho de la comunidad. El motivo, la falta de inversiones (se han ejecutado la mitad de las previstas en la última década) por un organismo ahogado por las deudas.
Muestra de ello ha sido el aluvión de solicitudes de los ayuntamientos, que han obligado a casi triplicar la dotación prevista inicialmente y a dilatar los plazos. Y lamentablemente, esta se antoja un parche que no resolverá las cosas; la fuga más importante en Cataluña, la de El Canyet en Badalona, se queda fuera de las subvenciones y deberá esperar las licitaciones del Ente de Abastecimiento de Agua Ter-Llobregat.