El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán / EP
Ignacio Galán
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La absolución por parte de la Audiencia Nacional a Iberdrola de la comisión de un presunto delito para alterar el precio de la electricidad supone un respaldo a la política de buen gobierno de la empresa, que siempre sostuvo que obró de forma adecuada y que la subida de la tarifa se debió a circunstancias del mercado.
Se trata de un triunfo de la compañía que preside Ignacio Galán en la siempre dura batalla de la reputación. Una lucha permanente pero que se ha complicado hasta límites insospechados para el sector en los últimos tiempos debido a las voluminosas subidas en los costes de la electricidad.
En este sentido, Iberdrola ha arriado la bandera de apostar por energías limpias, que contribuyan tanto a la lucha contra los efectos del cambio climático como a incrementar la independencia energética de España y de Europa, un asunto particularmente de actualidad a raíz de la guerra de Ucrania. En este punto, otra de las ventajas es que se trata de una energía potencialmente barata, lo que se encuentra precisamente en los antípodas de las acusaciones recibidas en su día.
