La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género en funciones, Ángela Rodríguez 'Pam'

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género en funciones, Ángela Rodríguez 'Pam' Eduardo Parra - Europa Press

Examen a los protagonistas

Ángela Rodríguez

21 octubre, 2023 23:30

La funcionaria antisistema

A diferencia de su jefa, la ministra en funciones Irene Montero, la secretaria de Estado del ministerio de Igualdad, Ángela Rodríguez Martínez -en arte, o lo que sea lo suyo, Pam- (Pontevedra, 1989), parece haberse dado por muerta políticamente y haber asumido que no habrá sitio para ella en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, si es que llega a materializarse, lo que aún está por ver, pues depende cada vez más de los caprichitos de Cocomocho y sus palmeros más irreductibles. Tomé constancia de ello cuando me enteré de que está preparando unas oposiciones de medio pelo, de las sencillitas, en las que, si se las saca, no cobrará mucho más de 2.000 euros al mes, nada que ver con la pasta que lleva un tiempo levantando como segunda de a bordo de la ministra de Igualdad (y hasta esos 2.000 euros pueden parecerle excesivos a más de uno y de dos). Es curiosa la querencia de nuestros antisistema por el funcionariado: por la mañana asaltan los cielos y por la tarde, se presentan a unas oposiciones. Hasta Pablo Iglesias, mesías de la Nueva Izquierda Imbécil, no paró hasta hacerse con una plaza fija en la Complutense de Madrid (aunque le costó lo suyo).

Durante su paso por el (¿innecesario?) ministerio de Igualdad, Pam (apodo de origen indescifrable, pues no se llama Pamela, aunque no tan críptico y confuso como Cuca, bajo el que puede esconderse cualquier nombre femenino: si te presentan a un Pepe, sabes que se llama José, pero una Cuca lo mismo puede llamarse Antonia, Pilar, Mercedes o María Teresa, como pude comprobar cuando estudiaba COU en la academia Granés de Barcelona y estaba rodeado de Cucas), se ha distinguido por sus ideas de bombero/a/e y sus salidas de pata de banco. ¿Mi favorita? La de que es más feminista la autoexploración sexual que la penetración a cargo de un hombre (o ser humano provisto de lo que viene siendo el rabo, según esa neolengua de los que creen que hay niños con vagina y niñas con pene). Explicarle a esta señora que casi todas las mujeres heterosexuales agradecen la penetración supongo que es una pérdida de tiempo, pero por decirlo que no quede (sin ánimo de ofender su condición de feminista bisexual).

Me ha alegrado ver que, aunque dándose por muerta y en plena preparación de unas oposiciones, Pam aún ha tenido la energía suficiente para una última propuesta de las suyas, de las que hacen avanzar a un país en la dirección adecuada: nada menos que la creación del Ministerio de Cuidados, pues parece que cuidamos poco a nuestros semejantes y que alguien tiene que encargarse de que nos pongamos a la tarea sin más dilación. ¿Otra chorrada de Pam, curtida ya en esas lides gracias al chiringuito de la igualdad de su amiga Irene, feminista ejemplar que llegó a ministra gracias a su novio (¡gran ejemplo de coherencia!)? Probablemente. Pero, con un poco de buena fe, también puede interpretarse como una salida de la política por la puerta grande, como un intento, modesto pero voluntarioso, de morir matando. Como hoy me he levantado especialmente zen, así me lo tomo yo. En fin, Pam, keep up the good work, que dicen los anglosajones, y a pillar esa plaza administrativa para toda la vida, que lo funcionarial no quita lo revolucionario ni lo feminista ni lo bisexual.