Carles Puigdemont evidenció este martes el grave error de PSOE y de Sumar al intentar revalidar el poder con el apoyo de los partidos secesionistas. El líder de Junts per Catalunya demostró estar, una vez más, fuera de la realidad con sus exigencias (muy similares, por cierto, a las de ERC): sobre todo en lo referente a conceder una amnistía a los condenados y encausados por el procés y negociar un referéndum de "autodeterminación" para Cataluña. Dos demandas inasumibles y que no encajan con la legalidad ni la Constitución.
Bien harían los dirigentes socialistas en desmarcarse cuanto antes de semejantes compañías y buscar otras opciones para sacar adelante la legislatura. Como, por ejemplo, un pacto de Estado con el otro partido mayoritario del país: el PP. Ceder de nuevo al chantaje de los partidos secesionistas -que ni siquiera representan a la mayoría del electorado catalán, tal como se ha visto en los últimos comicios- abriría un escenario peligroso y en ningún caso garantizaría la estabilidad. ¿O ya se han olvidado los desplantes y la deslealtad de ERC a lo largo del pasado mandato?
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