Donald Trump, expresidente de Estados Unidos

Donald Trump, expresidente de Estados Unidos EFE

Examen a los protagonistas

Donald Trump

29 julio, 2023 23:23

El mangante en jefe

Al presidente número 45 de los Estados Unidos, Donald Trump (Nueva York, 1946) se le van acumulando los cargos en su contra, pero él ni se inmuta, pues tiene la impresión, probablemente acertada, de que sus fans los consideran nuevas medallas de honor en el pecho de su ídolo. La justicia norteamericana descubre cada día una nueva trapisonda de The Donald, pero a él le da igual y siempre lo niega todo o lo achaca a los comunistas que mandan ahora en Washington y que, como todo el mundo sabe, se reúnen en el sótano de una pizzería del DC para violar a niños y celebrar misas negras en homenaje a Satán. Ahora se acaba de descubrir que borró el metraje de una cámara de videovigilancia de su residencia de Mar-A-Lago, a donde se había llevado unos papeles confidenciales que debería haber dejado en su sitio. También se ha identificado a otro secuaz que participó en sus martingalas. Dos nuevos cargos que añadir a los que ya acumula. Y el tipo, tan fresco e igual de dispuesto a volver a ser presidente de su país el año que viene.

Esa actitud, evidentemente, es la mezcla perfecta de una jeta superlativa y de una base de fans más que notable, a la que ha logrado convencer de que es su benefactor y no su explotador, como sospechamos muchos. Con esa caterva de seguidores, al Donald le ha bajado Dios a ver, pues se lo tragan todo y todo lo perdonan y justifican. ¿Lo de que si eres famoso puedes agarrar a las mujeres por el coño? ¡Una verdad indiscutible! ¿Lo de ponerle cuernos a la parienta embarazada con una actriz porno a la que luego sobornó para que se estuviera calladita? ¡La culpable de la situación es la taimada y desleal Stormy Daniels, que tuvo que largarlo todo, la muy zorra! ¿Lo de animar a una pandilla de energúmenos para que asaltaran el Capitolio vestidos como los Búfalos Mojados, el club de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol? ¡Lo más normal del mundo cuando te han robado las elecciones y, por consiguiente, la nación está en peligro de caer en las garras del comunismo pedófilo y satanista!

Y así sucesivamente.

Yo pertenezco al contingente humano que no dio crédito a sus ojos cuando Trump llegó a presidente de los Estados Unidos. Sabía que era un empresario turbio y un defraudador profesional de impuestos. Recordaba la sección de Macy's dedicada a sus trajes y sus camisas, para que los compraran los aspirantes a masters of the universe, que diría Tom Wolfe. Había visto algunos episodios de su programa de televisión The apprentice (El aprendiz) y me había quedado con la impresión de estar ante una versión made in USA del inefable Gil y Gil. Y, de repente, ese ser desfachatado, corrupto y al borde de la demencia llegaba a presidente de la nación más poderosa de Occidente.

Nuestro hombre se dispone ahora a repetir la jugada. Nadie le planta cara en el Good Old Party, y sus adversarios inspiran tan poca confianza como él. Haga lo que haga, su base de fans sigue creciendo. La posibilidad de que vuelva a repetir presidencia se afianza día a día. La acción de la justicia no obtiene los frutos deseados y parece que se puede llegar a la Casa Blanca siendo un chorizo irredento. Solo me consuela levemente saber que ha perdido con total seguridad un voto, el del zumbado del casco con cuernos cuya imagen dio la vuelta al mundo durante el asalto al Capitolio: si no me equivoco, sigue en el trullo y es muy probable que haya dejado de tenerle aprecio a The Donald.