Los vecinos de Flix (Tarragona) se han quedado sin poder beber agua del grifo por las altas concentraciones de químicos. El ayuntamiento que lidera Francesc Barbero ha tomado medidas, pero ya hace décadas que se detectan altos niveles de polución de origen industrial en el municipio situado en la ribera del Ebro.
"La contaminación ya es historia", proclamó el alcalde hace tres años cuando terminaron los trabajos largamente esperados para eliminar los vertidos de la industria química del suelo del pantano de la localidad. La hemeroteca puede jugar una mala pasada a cualquiera, pero es evidente que el problema no coge a nadie por sorpresa y, en vista de que no está superado, debería centrar una mayor atención política para evitar llegar a medidas drásticas como la que se ha tenido que adoptar.