La sanidad catalana ya ha tenido que cerrrar quirófanos por falta de enfermeros y enfermeras. Ha ocurrido en el Hospital de Mataró, un ejemplo más de la irracionalidad de prescindir de sanitarias como la joven trabajadora andaluza del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona a la que al ICS no renovó su contrato por criticar los requisitos lingüísticos impuestos por la Generalitat de Cataluña. Más allá de que sea una crítica que guste o no, en el parque sanitario catalán faltan manos.