Raquel Welch
El bikini prehistórico
Nos ha dejado Raquel Welch (Chicago, 1940 – Los Ángeles, 2023), notorio sex symbol de los años 60 del pasado siglo que en esa década parecía llamada a una carrera más brillante de la que acabó teniendo, pues de los años 70 en adelante se limitó a interpretar papeles secundarios y a dar la impresión, conforme iba pasando el tiempo, de que había optado por la jubilación anticipada. En 1980 se postuló para interpretar a la tremenda Alexis Carrington de la serie Dinastía, pero el papel acabó en manos de Joan Collins, sex symbol británico que parece encaminado a la inmortalidad (aún aparece en los tabloides de su país, junto a un marido treinta años más joven, en todo tipo de jolgorios y celebraciones).
Si nos hemos de poner estrictos, Raquel Welch (el apellido lo heredó de su primer marido, con el que se casó a los 19 años, divorciándose al cabo de seis; su padre era boliviano y se llamaba Armando Carlos Tejada; mamá era gringa y atendía por Josephine Sarah Hall), será recordada por una sola película, Hace un millón de años (1966), fantasía prehistórica de la productora inglesa Hammer Films (especializada en películas de terror, como las sagas del conde Drácula y el barón Frankenstein, protagonizadas respectivamente por Christopher Lee y Peter Cushing, que en paz descansen) en la que la señorita Welch ejercía de troglodita en bikini, sirviendo de precoz estímulo erótico para los niños de mi generación, que, si no recuerdo mal, nos dividíamos, a la hora de anotar nuestros primeros encuentros con la Otredad, que diría Antonio Machado, entre los fans de Raquel Welch en Hace un millón de años y los de Ursula Andress en Agente 007 contra el doctor No (1962).
Siendo generosos, podríamos incluir entre los hits de Raquel Welch Viaje alucinante (1966), cinta de ciencia ficción sobre un submarino reducido junto a su tripulación al tamaño necesario para poder recorrer un tráfico sanguíneo humano. Y si me apuran, citaremos La mujer de cemento (1968), un thriller con Frank Sinatra, Bandolero (1969), un western con James Stewart y Dean Martin, The magic Christian (1969), una comedia con Ringo Starr y Peter Sellers o Myra Breckinridge (1970), fracaso comercial basado en una novela de Gore Vidal en la que nuestra heroína interpretaba a una transexual y que acabó siendo reivindicado como película de culto.
No es que la carrera de Raquel Welch empezara y terminara en los años 60, pero casi. Bautizada como The body (El cuerpo) por el gran partido que le había sacado a su metro y sesenta y ocho de altura, Welch no tuvo la carrera que sus inicios parecían presagiar. ¿Era una buena actriz? Pues la verdad es que no lo sé, no lo recuerdo. Para mí siempre fue la prehistórica en bikini de Hace un millón de años, donde me convirtió en fan absoluto de las películas que rodó la Hammer para ese subgénero, en el que junto a los efectos especiales de Ray Harryhausen (algo rupestres, pero la época no daba para más y la verdad es que eran muy resultones), brillaban otras prehistóricas de muy buen ver y de las que ya nadie se acuerda, como Victoria Vetri o Caroline Munro.
Creo que la última vez que vi a Raquel Welch en una pantalla fue en1985, cuando protagonizó el anuncio navideño de Freixenet a los 45 años de edad y puede que ya con algunas de sus primeras cirugías plásticas. Me encantaría poder decir que recuerdo todas sus interpretaciones con sumo agrado, pero, ¿para qué les voy a engañar?, en realidad, solo me acuerdo de aquella prehistórica con un bikini de piel cuyos gruñidos no me impresionaron (en aquellas películas nadie hablaba en ningún idioma conocido, sino en uno inventado que se suponía del pleistoceno o algo así), pero sí su rotunda presencia carnal: siempre me resultó más cercana que Ursula Andress, una suiza que parecía sueca; puede que por llamarse Tejada.