El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha salido al paso al ser preguntado sobre el presunto espionaje de políticos y activistas independentistas en lo que se ha bautizado como caso Pegasus. En su visita a Barcelona, con motivo del Día de la Policía, ha negado que se espiara a nadie por su ideología. "En España no se persiguen ideas, sino actos que puedan ser constitutivos de un delito", ha expresado, dejando en el aire que, en caso de hacerse, fue con conocimiento y bajo la tutela de la autoridad judicial.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha evitado de nuevo aportar más información sobre el software de espionaje de origen israelí que presuntamente infectó los terminales de varios líderes secesionistas catalanes, además del móvil del presidente del Gobierno y de tres ministros entre los que se encuentra el propio Grande-Marlaska. Si bien el Gobierno cesó a los pocos días de estallar el escándalo a la directora del CNI, Paz Esteban, desde entonces ha echado balones fuera sobre el asunto. La gestión ha sido mejorable y las incógnitas solo dan alas a las teorías conspiranoides.